Como cada 18 de mayo, se acerca el Día Internacional de los Museos y también el cumpleaños de la Asociación de Amigos y Amigas del Museo de Bellas Artes de Álava (AMBA), un aniversario que en este 2022 llega a una cifra redonda, 30. Se dice pronto, pero son tres decenios de trabajo desinteresado por la cultura desde una agrupación que cuenta con 200 personas asociadas. Por supuesto, habrá celebración, pero se atrasará hasta la última parte del año ya que la entidad acaba de renovar su junta y las prisas nunca han sido buenas consejeras. “En los 25 hicimos un concurso de pintura y es una idea que queremos recuperar”, avanzan, eso sí, Rosa Sanz Osés (presidenta), Lourdes Altuna (secretaria) e Iñaki Garaluce Fernández de Barrena (vocal).

Ellas son nuevas dentro del órgano que dirige la asociación. Él viene de la anterior junta. Pero tanto en ellos como en el resto de las personas que les acompañan desde hace un par de meses en estas lides existe el convencimiento de que AMBA tiene mucho que seguir ofreciendo a la sociedad alavesa, más allá de que los dos últimos años hayan sido muy complicados, a lo que tampoco ayuda la falta de incorporaciones de las nuevas generaciones.

Justo antes de la pandemia, la anterior presidenta, Guadalupe Serrano, ya anunció su intención de dejar el cargo y la necesidad de que hubiera un relevo si no se quería ver desaparecer la entidad. “Ahí fue cuando Lourdes y yo pensamos que había que dar un paso adelante”, apunta Sanz Osés. “Nuestra primera idea es darle continuidad a lo que se ha venido haciendo y se ha visto que funciona, como las conferencias o los recorridos transversales. Además, tenemos que pensar cómo podemos atraer a más gente, sobre todo a los jóvenes”. Es la forma de asegurar el futuro, aunque se tiene claro que “si con todo lo que hagamos, no es posible, por lo menos haremos que AMBA tenga un cierre digno”.

Es de esperar que no se tenga que llegar a eso, aunque lo vivido estos dos años parece que iba a terminar forzando esa situación. “La pandemia ha sido fundamental en este proceso. No queríamos que AMBA fuera otro de esos proyectos que se iba a llevar el covid. Justo ahora estamos en un momento en el que hay ganas de revitalizar la situación y puede ser una magnífica ocasión para retomar la actividad e iniciar también nuevos caminos”, añade Altuna.

Entre esos impulsos se encuentra la necesidad de generar redes y no centrar la mirada solo en el Bellas Artes de Álava. “Necesitamos apoyarnos entre unos y otros para que las actividades culturales se vean y se noten más. A las personas las captas por lo que haces”. En ese objetivo ya se están produciendo los primeros contactos con diversas entidades y personas, todos ellos en positivo. “Hay ganas”. También entre el público en general, que está volviendo con una buena respuesta a las actividades que ya se han podido recuperar, como el ciclo Hablemos de Cosas, que está a punto de cumplir su entrega número 100, que será la última. Después se iniciará una nueva propuesta, bautizada como Conversaciones en el Museo. En septiembre, por ejemplo, se tratará el tráfico de libros prohibidos.

Se quiere, además, recuperar una agenda estable de visitas guiadas a talleres de artistas y a exposiciones, como se hizo hace unos días a la muestra de Javier Berasaluce en Amárica o se va a hacer en breve con la de Fernando Iglesias en el Ópera. Este Día de los Museos también se propondrá una acción “sencilla” en los jardines del Bellas Artes. Bueno, es que la agenda no para, aún siendo conscientes de que la pandemia ha cambiado “nuestras costumbres y nuestras relaciones” y que, en casi todos los aspectos de la sociedad en general, el asociacionismo ha perdido peso. A pesar de todo ello, AMBA sopla 30 velas y lo hace con aires y fuerzas renovadas.

Rosa Sanz Osés es la nueva presidenta de una agrupación cultural que en estos momentos cuenta con unos 200 socios

Crear redes e impulsos con otros museos, mantener iniciativas veteranas e iniciar nuevos ciclos están en los planes más inmediatos