- Álex de la Iglesia estrena hoy Veneciafrenia, su largometraje número quince (16, contando con el documental Messi, 2014), una propuesta slasher (terror con jóvenes de por medio, que casi siempre mueren a cuchilladas) que ha terminado con sus actores felices, pero agotados por la adrenalina derrochada.
“Esta peli nos necesitaba todo el rato en forma porque fueron muchas horas, un rodaje muy complicado con todos los equipos moviéndose en lanchas, y el nivel de adrenalina era superalto”, confiesa Ingrid García Jonsson, cuyo personaje es el eje de un grupo de amigos que decide viajar a Venecia en pleno carnaval.
Son los típicos turistas; la sevillana, en el papel de Isa, la novia, y su cuadrilla de siempre, sus amigos Susana (Silvia Alonso); Arantxa (Goize Blanco), Javi (Nicolás Illoro) y su hermano Jose (Alberto Bang). Van a celebrar su despedida de soltera y no tienen mayor interés que pasárselo bien.
Para ellos es una sorpresa que, al bajarse del gigantesco barco, los venecianos les reciban con pancartas donde les piden que se vayan: “Fuera el turismo de cruceros”, un hecho que va más allá de la ficción y que ya en 2016 empezó a denunciar la plataforma No Grandi Navi.
Así, De la Iglesia y su habitual guionista Jorge Guerricaechevarría, proponen en Veneciafrenia una solución práctica: según llegan los turistas a Venecia, se les mata.
Enseguida, el espectador ve cómo un personaje disfrazado de Rigoletto cose a puñaladas a una turista ante los aplausos del resto, que creen estar asistiendo a un teatrillo callejero, móvil en mano, registrándolo para subirlo a las redes.
“Para mi resulta verosímil, me puedo creer que gente que lleve 20 años soportando eso, pues que se te vaya la pinza y te cargues a alguien”, comparte con Goitze Blanco.
García Jonsson defiende la importancia de viajar, “porque abre mucho la cabeza, pero siempre desde una manera que no sea destructiva.
Y para viajar como lo hace este grupillo, dice, “pues te da lo mismo ir a Venecia que a Barcelona, que a Chile, si vas a emborracharte, pues quédate en el barco”, se enfada.
Alonso coincide: “He estado en islas tailandesas que podían ser mi pueblo; había más españoles y argentinos que tailandeses. Se estaba transformado y te planteas si esto no debería estar más regulado”, concluye.
De hecho, recuerda Illoro, ésa era la intención de De la Iglesia: “poner el foco en un problema real y mediante la provocación, que se hable de esto”.
La mayoría de los actores debutaba con esta cinta en el género. Para Alonso, una experiencia divertida, pero “muy cansada, pasando del cero a cien continuamente”. Y añade que “trabajar con Álex es duro, porque tiene un código muy particular que tienes que entender para no sufrir; tienes que tirarte a la piscina y no pensar, porque él lo tiene todo muy bien dibujado y te pide lo que tiene en la cabeza, que son escenas loquísimas”.
“Ha sido transformador -García Jonsson-, hemos currado un montón y tenemos muchas ganas de que la vea mucha gente y que la disfrute”.