- Jon Batiste, con cinco premios incluido el de álbum del año, y el dúo Silk Sonic, ganador de la canción y grabación del año, fueron dos de los grandes triunfadores de la 64 edición de los Grammy, celebrada la noche del pasado domingo en Las Vegas (EEUU).
Así, el funk y el soul se impusieron al pop en las categorías más destacadas de una ceremonia que, en su momento central, contó con la intervención del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a través de un mensaje grabado en vídeo y proyectado.
“No hay nada más opuesto a la guerra que la música”, dijo el mandatario ante el silencio sepulcral del público presente en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, sede improvisada de un evento que debería haberse celebrado en enero en Los Ángeles pero que la variante ómicron del coronavirus obligó a posponer hasta este domingo, debutando así la ciudad de Nevada como sede de estos galardones.
El de Zelenski fue el único momento de silencio en una gala que celebró por todo lo alto el regreso de la música en directo tras más de dos años de pandemia.
De hecho, el propio Zelenski lo hizo notar en su discurso: “Seremos libres como vosotros lo estáis siendo hoy en el escenario de los Grammy”.
Inmediatamente después hubo dos apelaciones directas a la libertad: John Legend estrenó al piano la balada Free(Libre) y Batiste brilló con una colorida actuación para su sencillo Freedom, en la que terminó subido a la mesa desde la que Billie EIlish y Finneas siguieron la ceremonia.
Era la gran noche de Batiste, quien acudió con 11 nominaciones, una cifra que en la historia de los Grammy sólo habían superado Michael Jackson en 1984 y Babyface en 1997.
Finalmente, el cantante y músico estadounidense se llevó cinco premios, entre ellos el de mejor banda sonora por la música de la película Soul, que ya ganó el Óscar el año pasado.
“Lo creo hasta el fondo de mi corazón. No hay mejor músico, canción o actor. Las artes son subjetivas”, aseguró el compositor, ante la mirada emocionada de Lady Gaga, al recoger el galardón al álbum del año por We Are.
Los otros dos grandes premios, el de grabación -reconocimiento a los productores e ingenieros- y canción del año -premio a los compositores-, fueron para el tema Leave The Door Open, el sencillo de presentación del dúo Silk Sonic, formado por Bruno Mars y Anderson Paak.
El tema, que se estrenó en los Grammy del año pasado, barrió gramófonos dorados al coronarse también como mejor canción y actuación del género R&B.
Mars, que tiene ascendencia puertorriqueña, sumó así su tercer Grammy a la grabación del año, después de ganarlo en 2016 con Uptown Funk y en 2018 con 24K Magic.
No corrió la misma suerte Olivia Rodrigo, quien aspiraba a vencer en las cuatro categorías estrella -álbum, canción, grabación y artista revelación- y solo ganó en mejor artista revelación.
“Mi mayor sueño se ha hecho realidad”, aseguró la cantante que, con 19 años, ha vivido un ascenso a la fama vertiginoso pasando de ser casi desconocida a uno de los mayores fenómenos musicales.
Sin embargo aunque su balada, Drivers License, no ganó nada, Rodrigo también se llevó el Grammy a la mejor actuación pop y el galardón al mejor disco de pop vocal por su debut Sour, que se impuso a los trabajos de Doja Cat, Justin Bieber, Ariana Grande y Billie Eilish.
Eilish, quien hace dos años hizo historia al ganar los cuatro premios principales con 18 años, no logró apuntarse ningún triunfo.
Aún así, Eilish protagonizó una de las actuaciones más comentadas de la noche con Happier Than Ever, que interpretó llevando una camiseta con el rostro de Taylor Hawkins, el batería de Foo Fighters que falleció la semana pasada.
Fue uno de los múltiples momentos en los que se recordó a la banda, que ganó tres premios Grammy y debería haber actuado en la ceremonia.
“Tendría que estar presentando la actuación de Foo Fighters”, dijo el presentador de la gala Trevor Noah al anunciar un homenaje a Hawkings, seguido de otro a las víctimas del coronavirus.
La guerra, la enfermedad y la muerte no terminaron de oscurecer un evento que contó, entre otras sorpresas, con la primera aparición pública en años de Joni Mitchell, que dos días antes protagonizó una gala dedicada a su admirada carrera musical.
Los coreanos BTS tampoco lograron ningún galardón para disgusto de sus entregados seguidores y Doja Cat protagonizó uno de los momentos más surrealistas, al reconocer que acababa de salir del baño para aceptar el Grammy a la mejor colaboración por Kiss Me More, junto a SZA.
El español, ignorado en las grandes categorías, sonó gracias a los números de J Balvin, María Becerra y Aymeé Nuviola.