Son varios los puentes artísticos y personales que les conectan, pero en este caso, cada uno desde su sello, el que se ha escogido para reunirles tiene que ver con el soporte de las obras expuestas. Es el papel el que sirve como nexo común entre Dorleta Ortiz de Elguea, Koko Rico, Iban Arroniz y Joaquín Lara. Hasta el próximo 1 de mayo, los cuatro creadores alaveses conversan con el público desde el Centro de Exposiciones Fundación Vital.

“Son propuestas muy diferentes entre sí”, reconoce Ortiz de Elguea, al tiempo que subraya que, “sobre todo aquí nos reunimos cuatro personas que son amigas” y que tienen en la creación su modo de expresión. “Es un proyecto colectivo enriquecedor para todos”, señala Arantxa Ibañez de Opacua, directora de Fundación Vital, cuyo espacio de la plaza de los Fueros sirve como anfitrión de obras, autores y espectadores.

Como la propia Ortiz de Elguea explica, en su caso presenta trece trabajos que forman parte de su producción plástica del año 2021 y alguno de este 2022. En ellos da rienda suelta a la expresividad en obras híbridas de dibujo y pintura realizadas en técnicas mixtas donde usa todo tipo de pigmentos: grafito, tintas, lápices de colores y purpurinas, por ejemplo, y donde en ocasiones incluye grafías descontextualizadas. Esta serie tiene la peculiaridad de que abarca desde obras en blanco y negro hasta piezas expresadas en un estallido de color.

Con sangre, y no es ninguna metáfora, construye Arroniz su serie Fossa Sanguinis. “Es una propuesta que realicé hace unos diez años pero que nunca había mostrado hasta ahora”, comenta el artista. La producción consta de catorce dibujos de pequeño formato realizados en gouache, lápices de colores, tinta y la propia sangre del creador. “Tiene su proceso pintar con sangre, no es tan fácil como alguien pudiera pensar”.

Con todo ello, propone un curioso ejercicio en torno a la psicopatía. Como relata en la hoja de sala -que está impresa en rojo, claro-, “habiendo sido víctima yo mismo de un perturbado en 2012, quise averiguar los mecanismos que llevan a este biotipo humano a hacer lo que hacen”.

Sorpresa también generará en algunos de los que visiten la muestra el hecho de encontrarse con un Rico alejado esta vez de la escultura. Él mismo apunta que hacía años que no dibujaba, que llevaba demasiado tiempo alejado de algo que, en realidad, le atrae.

Esta vez expone parte de una extensa serie de dibujos donde el autor se despoja de todo elemento innecesario para transmitir a través de lo esencial el máximo de expresión y de emoción. Su técnica en ocasiones se reduce a un soporte de papel tratado con agua sucia. “Con esto también quiero abrir una reflexión sobre el consumo de materiales que yo mismo he hecho tantas veces”.

Carpe Diem es el título de la propuesta de Lara, en la lleva a cabo un trabajo sobre todo experimental. “Dibujar en papel me aporta cosas que no esperaba”, generando piezas que en ocasiones terminan teniendo su desarrollo en un lienzo, aunque no siempre. Son 18 las obras que aquí se comparten, imágenes nacidas de sus paseos por la capital alavesa.