Una reflexión en torno a la reinserción social y las dificultades y estigmas que padecen quienes están o han estado en prisión. Bajo estas premisas, el Centro Dramático Nacional estrenó a principios de este año El cuaderno de Pitágoras, una obra ideada, escrita y dirigida por Carolina ÁfricaEl cuaderno de Pitágoras que justo ahora está dando los primeros pasos de una gira que hoy y mañana pasa por la capital alavesa.

Tanto hoy como mañana a las 19.30 horas, el Principal será esa prisión escénica en la que intérpretes, espectadores e historias ficticias con base real se encuentren. Para ambas jornadas quedan todavía entradas disponibles. Frente al público se encontrará Manolo Caro, Emmanuel Cea, Gledys Ibarra, Helena Lanza, Ascen López, Jorge Mayor, Nuria Mencía, Pepe Sevilla y Victoria Teijeiro.

Todos ellos dan vida a una pieza protagonizada por un grupo de reclusos que participa en la elaboración de una obra teatral que culminará con la exhibición final del espectáculo ante sus familiares. Es el marco metateatral que sirve para tratar otras cuestiones como la lucha por volver a construir una vida digna en libertad y el esfuerzo por sacar adelante a las familias en circunstancias complejas. "Desde una mirada fragmentada, íntima, desprejuiciada y por momentos muy divertida el espectador accederá a varias tramas dentro y fuera de los muros de una prisión" describen desde el Centro Dramático Nacional.

"Dicen que en la cárcel hay dos días que no se olvidan: cuando entras y cuando sales. Entré por primera vez en un centro penitenciario para dar una charla a los internos en calidad de dramaturga" recuerda Carolina África. "Ellos a través del proyecto LOVA (La Ópera como Vehículo de Aprendizaje) iban a crear un espectáculo como si fueran una compañía profesional de teatro. Llegué a casa llena de preguntas y consciente de mis prejuicios, continué asistiendo a esas sesiones atrapada por la experiencia brutal y extraordinaria que suponía ver cómo el teatro articulaba en todos una magia más potente de la que hubiera experimentado en cualquier otro proceso creativo". Ahí estuvo la chispa de esta obra.

"Una vez iniciado el proceso de escritura entré en contacto con otros colectivos que colaboran en cárceles con módulos de mujeres. Me parecía importante poder contar con ese punto de vista y plasmar las diferencias sustanciales de las que no era consciente: el 93 % de los reclusos son varones y en consecuencia el sistema penitenciario está ideado para ellos", apunta la autora.