- Pau Riba, que falleció ayer a los 73 años como consecuencia de un cáncer de páncreas, fue un cantautor transgresor, un escritor iconoclasta y un artista total, que leyó con personalidad propia el movimiento contracultural de mayo del 68, lo adaptó a su espíritu mediterráneo, y lo llevó hasta sus últimas consecuencias.

Pau Riba i Romeva nació en Palma de Mallorca el 7 de agosto de 1948 en el seno de una familia burguesa, cristiana, culta y catalanista, destinado a romper con la tradición de sus genes.

Nieto del poeta y humanista Carles Riba y de la poeta Clementina Arderiu por vía paterna, y del diputado y fundador de Unió Democràtica de Catalunya Pau Romeva por vía materna, Pau Riba sólo conservó de su estirpe el amor por la poesía.

Joven poeta en horas libres y diseñador gráfico de profesión, empezó en la industria musical diseñando las portadas de los discos de Lluís Llach, Guillermina Motta y Maria del Mar Bonet en la discográfica Concèntric, la misma con la que en 1967 grabó su primer EP de tres canciones, con Taxista! en la cara uno y El matí de Sant Esteve y Aquest carrer m’és prohibit en la cara dos.

El germen de la crítica social y política que marcará su carrera ya estaba en ese disco y Pau Riba pidió entrar a formar parte de Els Setze Jutges, un colectivo que, con Lluís Llach a la cabeza, estaba rompiendo barreras, pero fue rechazado porque su estilo musical estaba más cerca de Bob Dylan que de George Brassens.

Su respuesta fue crear el Grup de Folk, una alternativa de la que formaron parte Jaume Sisa, Xesco Boix, Oriol Tramvia y Ovidi Montllor. La agrupación sólo duró dos años, pero marcó época con conciertos como el multitudinario Festival Folk del Parc de la Ciutadella de Barcelona.

Tras Taxista! y un libro titulado Cançons i poemes, con prólogo de Raimon, Pau Riba publicó Dioptria, considerado el primer disco de rock en catalán.

Dioptria es un trabajo discográfico de referencia en el que Pau Riba incluyó un manifiesto contra la burguesía catalana y el modelo de familia tradicional.

Tras este rompedor debut, Pau Riba se trasladó con su mujer a la isla de Formentera con la intención de vivir intensamente la experiencia vital que proponía el movimiento hippy. Allí tuvieron dos hijos, Pau y Caïm Riba, que años más tarde crearían el grupo Pastora con Dolo Beltrán, y compuso y grabó Jo, la donya i el gripau.

En 1975, ya de vuelta a la Península, recaló en Valencia, grabó un disco en Madrid y participó en el la primera edición del festival Canet Rock con una provocadora interpretación de su canción Licors.

Los convulsos años setenta de Pau Riba acabaron en 1979 con un retiro en Cadaqués, en la Costa Brava, para recuperarse de una hepatitis y desintoxicarse.

Después empezó a colaborar en medios de comunicación y a participar en películas y programas de televisión, mientras seguía grabando discos y escribiendo libros de ficción y no ficción.

Destaca de esta época su disco Transnarcís, pero los ochenta fue una época oscura en general para todos los artistas catalogados como cantautores de los setenta.

En los noventa, Pep Sala propició su reconexión con las nuevas generaciones con el disco Disc dur y trabajó con sus hijos Pau y Caïm en Cosmossoma.

Con un control total sobre su producción musical en la última etapa, Pau Riba ha publicando discos durante toda su vida, aunque la cadencia y la recepción del público han sido irregulares.

El los últimos años trabajó en la reedición de algunos de sus discos clásicos y ha participó en trabajos documentales sobre su vida y su obra, entre ellos uno del director Isaki Lacuesta.

Su última mujer, Memi March, ha impulsado este trabajo de recopilación de imágenes y canciones y ha ordenado una vida desordenada y tremendamente creativa, para que siga inspirando a nuevas generaciones.

“Impulsó la innovación musical y contribuyó a la renovación de la cultura catalana”

Ministro de Cultura

“Uno de los músicos y compositores del siglo XXI más importantes para nuestro festival ”

Comunicado de la organización

“La potencia literaria de sus temas ha acompañado a muchas generaciones”

Òmnium Cultural