Naturaleza, tecnología y arte. Son los tres caminos que recorre al mismo tiempo Danel Garay en un proyecto de creación e investigación que sigue abierto pero que ahora hace una parada expositiva. La muestra toma forma de instalación suspendida en el aire -son más de 20 kilos los que sostiene el techo-, un Plantas. Un retrato de su voz que desde ayer hasta el 27 de marzo se puede visitar en Montehermoso.
“He escogido una calathea precisamente porque en el tiempo que dure la exposición como mucho va a necesitar ser regada una vez”, apunta el multifacético artista bilbaíno, mientras observa a la protagonista de su objeto de estudio rodeada de diferentes instrumentos artificiales, circuitos, redes de cables y arduinos. Libres solo aparecen las raíces, que apuntan a una pantalla de televisión que es el único elemento que toca el suelo.
Un bodegón particular
En esa única pieza que toca tierra, por decirlo de alguna manera, se reproduce el sonido de las plantas mientras se emite un vídeo generado por inteligencia artificial. Y es, además, la única parte que queda exenta de estar encuadrada por la serie de marcos que el autor usa para jugar con la idea de pintura, de exposición al uso, de presentación tradicional del arte. Solo que este bodegón es un tanto particular.
Plantas. Un retrato de su voz no es una propuesta que solo se vea. Alude, al fin y al cabo, al sonido que cualquier ser vivo genera incluso sin pretenderlo. Cualquier fluctuación tiene su repercusión y es lo que le sirve al creador como principio de una propuesta que ya ha desarrollado con diferentes ejemplares y en otros contextos.
Garay se adueña de las frecuencias generadas, en este caso, por la calathea con la intención de llevarlas a un registro que pueda ser escuchado por el ser humano. Y a partir de ahí, juega con diferentes herramientas para crear registros sonoros que en ocasiones pueden parecer ruido pero que pueden ser también música, tener melodía.
Una banda sonora imposible pero real
De hecho, a la instalación se le suman dos activaciones o eventos, uno de los cuales se llevó a cabo ayer por la tarde en la inauguración de la muestra. El otro se producirá el próximo 12 de marzo a partir de las 18.00 horas, pudiendo asistir también quien desee. En estos actos performativos, el artista cuenta con la aportación de dos músicos, quienes, a través del saxofón y el violín, generan junto a la planta y sus sonidos una especie de banda sonora, una conversación imposible pero al mismo tiempo real.
Todo ello en una sala que, se quiera o no, también aporta puesto que modifica, desde sus propias características, el resultado sonoro. “Para esta propuesta la verdad es que es un espacio sonoro peculiar con el que tengo que luchar un poco”, reconoce el artista, sabiendo que esas particularidades pueden ser tanto negativas como positivas, dependiendo para qué.
De todas formas, ahora es el momento de quienes acudan hasta el centro cultural para ver y escuchar la propuesta de un creador que aborda el entorno de las inteligencias artificiales y los nuevos medios tecnológicos, y que también desarrolla su camino creativo por otras sendas, como la música.