El primer largometraje de ficción de la directora de cine laudioarra, Estíbaliz Urresola, ya está más cerca de verse en la gran pantalla y cumplir con el plan de abordar este verano ocho intensas semanas de rodaje, con la idea de estrenar en 2023.

Y es que ya se ha puesto en marcha, por parte de las productoras de la cinta Gariza Films e Inicia Films, un casting que persigue dar con los y las menores que participarán en el reparto de la película, titulada 20.0000 especies de abejas. En concreto, buscan niñas de entre seis y catorce años, y niños de entre 8 y 10 años, que sean bilingües (euskera y castellano) y residentes en Álava o Bizkaia.

De hecho, Urresola anima especialmente a menores de la zona de Llodio y su entorno, ya que -aunque aún no están totalmente definidas las localizaciones- la ayalesa ya adelantó a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA hace unos meses que su intención es rodar en su municipio y alrededores, puesto que "a la hora de escribir el guión, irremediablemente yo me inspiro en espacios y lugares que he transitado desde pequeña y que tienen lugar en mi entorno, cercano a Llodio (el río, caminos aledaños...), siempre hay una gran parte de uno mismo en las historias que contamos", matizó.

Del mismo modo, subrayó que "por mi experiencia anterior en otros trabajos, siempre he sentido mucho apoyo de mi pueblo, a nivel tanto vecinal como institucional, como se vuelca en facilitarte de todo (cederme espacios para castings y rodajes, cambios de calendario por imprevistos, voluntarios para extras...) y es algo muy de agradecer y que también se tendrá muy en cuenta a la hora de planificar la producción de 20.000 especies de abejas".

Las familias interesadas en participar con sus hijos o hijas en esta primera inmersión de Urresola en el mundo del largometraje de ficción, pueden escribir al email 20milespecies.casting@gmail.com, adjuntando foto, nombre, edad del niño o niña, lugar de residencia y un vídeo de presentación. La película se rodará el próximo verano una vez que el proyecto ha logrado la financiación necesaria.

Coproducción

De hecho, 2021 fue un año decisivo en este punto, ya que de no haberse conseguido el dinero "hubiéramos tenido que desechar cualquier intención de rodaje", reconoce la directora. Sin embargo, no ha sido así ya que a la ya citada unión de Gariza Films de Lara Izagirre y la catalana Inicia Films de Valérie Delpierre, se le ha sumado financiación por parte de ETB, TVE, Gobierno Vasco y Ministerio de Cultura.

"Inicia Films entró a principios de 2021, y supuso para mí un respaldo y una tranquilidad enorme. De hecho, cuando nos sentamos hablar Lara y yo sobre la posibilidad de entrar en una coproducción o no, era de mis primeras opciones dentro del territorio español, y una de las más afines a nuestro proyecto. La lleva una mujer con una trayectoria inmensa que viene del documental y haciendo unas ficciones con una relevancia destacada que, aunque no sean grandes producciones, sí que están teniendo un gran reconocimiento. Verano del 93 o Las niñas creemos que son películas que podrían tener que ver con el espíritu que impulsa nuestra peli. Sobre todo también nos apetecía un montón trabajar con una mujer y cuando leyó el guión y nos dijo que le interesaba mucho la historia y la forma en la que estaba contada, fue una alegría inmensa, porque contar con su saber hacer creemos que va a ayudar mucho a mejorar el proyecto", explicó Urresola que, de momento, no puede adelantar más datos en torno a un proyecto, que comenzó a fraguarse hace ya tres años cuando fue seleccionado para La Incubadora de The Screen.

Una experiencia a la que Urresola asistió como guionista, directora y productora (Sirimiri Films), y que supuso un antes y un después para el desarrollo de la película, ya que "he conocido a gentes de la industria que de otra forma hubiera sido imposible llegar a contactar, y una especie de máster en términos de producción intenso y muy efectivo".

Por lo que respecta al guión, Urresola ha podido ultimar "la décima versión y definitiva" en una residencia de laboratorio de guión, del Instituto Mediterráneo de la Filmografía (MFI), que se ha celebrado en Grecia, entre los pasados julio y octubre, gracias a una beca que ganó en el mercado de coproducción, ligado al festival de Tesalónica, que se celebró en 2020 en el Cross Roads Coproduction Market.

Del argumento ya ha hablado en anteriores ocasiones cuando explicó que fue el suceso del suicidio de un niño transgénero de Ondarroa de 12 años, en 2018, lo que le impactó de tal forma que optó por desechar el desarrollo de un documental que, por aquel entonces estaba iniciando en una residencia artística convocada por Gariza Films, y cambiarlo hacia la historia de una familia que tiene que confrontar el momento de vivir la transexualidad de su hijo.

Así fue como entró en contacto con la asociación Naizen (por aquel entonces Chrysallis Euskal Herria), para adentrarse en una realidad bastante desconocida. "No di crédito cuando empecé a encontrar no ya niños y niñas de doce, sino de cinco, cuatro y hasta tres años que ya se expresaban en el sexo distinto que se les asignó al nacer y con una rotundidad y una vehemencia impresionantes", recuerda, quien tuvo muy clara la importancia de visibilizar esas vivencias y, a través del cine, acercar esta realidad al público en general "para que podamos comprender de una forma mucho más natural la transexualidad infantil como una experiencia de diversidad más, porque todos somos diversos en múltiples ámbitos", subraya.

Para hacerlo aún más auténtico, Urresola lleva muchos meses manteniendo encuentros con las niñas de la asociación Naizen, a fin de que sea una de ellas la que relate su propia historia, aunque la película "en el fondo es un compendio de detalles de muchas historias de muchos otros niños, no la de uno en particular", apostilla.