- Saber perdonar y ser perdonado, aceptar los errores y cerrar las heridas. Sobre eso reflexiona Sandra Bullock en Imperdonable, un áspero e intenso drama en Netflix sobre una condenada por asesinato que, al salir de la cárcel, no logra que la sociedad la reintegre en su seno. “Nadie es bueno del todo y nadie es malo del todo”, apunta.
Ganadora del Óscar por Un sueño posible (2009), Bullock mañana esta película dirigida por la alemana Nora Fingscheidt y en donde también aparecen Viola Davis, Vincent D’Onofrio, y Aisling Franciosi.
Imperdonable se centra en Ruth -Bullock-, una mujer que tras cumplir su pena por matar a un policía trata de reencontrarse con su hermana pequeña -Aisling Franciosi- pese a que la sociedad le pone mil obstáculos para su reinserción tras el crimen cometido.
Esta cinta supone además una nueva colaboración entre Bullock y Netflix tras el éxito de A ciegas (2018): “Netflix está contando historias que no verían la luz en los cines. Y muchas veces son historias con mujeres, historias de diferentes culturas: historias que no son cintas de Marvel”, defiende la actriz y productora.
Ante el planteamiento de que en Imperdonable los buenos no son siempre buenos y los malos no son siempre malos, explica que “ así es la vida real. Nadie es bueno del todo y nadie es malo del todo. Nacemos bajo circunstancias que están más allá de nuestro control, la vida nos pone en situaciones que están fuera de nuestro control y que nos moldean”.
En ese sentido, Bullock confiesa que la historia de Imperdonable le pareció que “era una manera realmente inteligente y emocionante de mostrar a seres humanos en una historia que pensé que sería muy apasionante de ver”.
Porque su personaje, Ruth, tras salir de la cárcel, se enfrenta a un mundo que no la acepta, pero en opinión de la actriz, “ya está acostumbrada a eso, porque nació en un mundo que la rechazó, que no le permitió progresar y ser una niña”. Por ello cuando abandona la prisión, “Ruth sabe que no existe y lo único que tiene son los recuerdos de su hermana pequeña, a la que tuvo que dejar atrás”.
Aunque esa hermana es lo que todo su personaje quiere, la película recoge cómo “todo lo que la sociedad quiere es mantener a Ruth alejada de esa pequeña debido a sus acciones”. Y pese a todo, Rutch no se rinde y está “constantemente levantándose de nuevo cada vez que alguien la derriba”.
El filme reflexiona así en torno a la cuestión de por qué resulta tan difícil pedir perdón y, a su vez, aceptarlo. Una cuestión que, en opinión de Bullock, reflexiona en cómo “cuando veo historias de personas que han experimentado un increíble dolor, una pérdida increíble a manos de un tercero, y les veo perdonándoles, yo me inclino ante esas personas”.
Además de explorar los propios remordimientos y el dolor que acompaña al personaje de Ruth, también se indaga en la crueldad colectiva de una sociedad y en la propia marginación que puede experimentar una persona, señalada absolutamente por el crimen cometido: “Al final de la cinta, creo que tendrías que preguntarte qué tipo de persona habrías sido en una situación así, qué habrías hecho”, plantea Bullock, para añadir que, “basándote en tu formación, tu vida y las cartas que se te han dado y que están fuera de tu control, creo que no sabríamos qué habríamos hecho cada uno”. De ahí que, concluye, sólo porque el espectador considere que no hubiera actuado de una manera, “no significa que el 80 % de la población, que ha nacido en la pobreza, habría hecho exactamente lo mismo que tú”. Y entre ellos, su personaje de Ruth.