Bodegas Vivanco no solo realiza una importante apuesta por la elaboración y comercialización de vino, sino que además es una de las bodegas más comprometidas con la cultura y las artes, como se aprecia en el impresionante museo de Briones, y además siempre está a la búsqueda de nuevos valores, de artistas, como es el caso del Concurso Internacional de Grabado en torno al mundo del vino.

En la XIII edición, dos mujeres firman las obras que han recibido el primer y segundo premios, dotados con 3.000 y con 1.500 euros respectivamente. La madrileña María Bravo Portela ha sido la ganadora de este certamen con A destiempo, una delicada estampa sobre papel japonés en la que se combinan las técnicas del aguafuerte y la xilografía. En ella nos habla del paso del tiempo y sus huellas, muy presente en los paisajes del vino con el ciclo de las estaciones que va tiñendo de color las viñas, y de cómo las personas percibimos este cambio a veces descompasado, y extraño, en el paisaje y en el devenir de la vida misma. La obra se enmarca en su última serie de trabajos, donde explora sobre la línea y el color con una técnica calcográfica tradicional.

Por otra parte, la litografía The order of entropy, 13 de la artista multidisciplinar polaca Anna Trojanowska ha recibido el segundo premio. La obra pertenece a una serie realizada durante la pandemia, en la que se aprecia una búsqueda de refugio en un universo de formas fluidas, casi líquidas, sensuales abstracciones geométricas que evocan el eterno retorno, el paso del tiempo y la serenidad imprescindible para la creación, aspectos también trascendentales en la elaboración del vino. Una segunda obra de esta serie, The order of entropy, 15, ha sido seleccionada en el presente certamen para formar parte de la exposición.

En cuanto a las tres menciones de honor, la primera ha recaído en la artista catalana Nuria Batalla Tasies con su obra Superficie del tiempo. Se trata de una fotoaguatinta con Chine Collé en la que establece un juego de desvelar, de dejar al desnudo, con dos estampas superpuestas de un viñedo. La segunda mención de honor, Corazón racimo, la firma el artista vasco Juan Carlos Escudero, una sinfonía de colores y texturas, una llamativa declaración de amor al fruto de la vid. Por último, Desirée Moreno García, con Metamorfosis de la vid, acerca al proceso misterioso y casi mágico que transforma el jugo de la vid en vino, gracias a la fermentación, hecho que ha inspirado su litografía premiada.

El jurado experto, especializado en el arte del grabado, necesitó 14 votaciones hasta determinar los premiados y seleccionados, dada la gran calidad de los 85 grabados, de 63 artistas. Un recorrido visual y sensorial del vino a través del grabado, el único a nivel mundial que aúna ambas pasiones. Artistas de Madrid, Andalucía, País Vasco, Cataluña, Galicia o de países como Argentina, Polonia, Brasil e Italia, compartieron su visión y sus emociones en torno al vino.

Como señaló el jurado, cada obra encierra un porqué, un momento, una sensación, una inspiración. El vino no es solo una bebida con 8.000 años de historia. Es, tal y como expresan gráficamente los autores que han participado (y que pusieron al jurado en la difícil tesitura de tener que elegir entre obras de gran calidad) sinónimo de arte, del tiempo fugaz, de la densidad de un confinamiento inesperado.

Una de las menciones fue para el bilbaíno Juan Escudero. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en la especialidad Pintura, dejó esta disciplina en 1993 al crear una empresa de animación 3D orientada a arquitectura y publicidad en la que obtiene una formación general en computer graphics. En 1999 se traslada a Barcelona donde reside. Hacia 2007 regresa al arte mediante el dibujo. En el 2011 realiza su primer grabado y en 2017 se vuelca totalmente en este arte. Desde 2018 ha recibido catorce premios por su actividad en grabado como por ejemplo el Premio Bienal de Edición Pilar Juncosa que concede la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca entre otros.

Otro de los participantes fue Iñaki Olabarri. El encanto de los veranos de la niñez en San Vicente de la Sonsierra, el color de la tierra, los tonos de las vides en otoño, el olor a vino de las bodegas y los paseos entre viñas de Rioja Alavesa fueron la inspiración para Cultura Ascentral, la obra con la que Iñaki Olabarri, una oda a la naturaleza de la parra (fortaleza que durante muchos años será el sustento de sarmientos, hojas y racimos) y al trabajo encomiable del hombre en la viña. Una estampa que guarda emociones, como el "puro redoble de tambor" que siente cuando separa el papel de seda para ver el grabado final.

María Bravo Portela ganó el primer premio del certamen con la obra 'A destiempo', una mezcla de aguafuerte y xilografía en papel japonés