El escritor granadino Ismael Lozano ha querido ambientar en este lugar su nueva novela, Pasaje Begoña (Siete Islas, 2021). Las tramas que ha ideado seguro que atrapan al lector: un matrimonio forzado entre un homosexual y una discapacitada intelectual, un camarero enamorado y un adicto y una mujer atrapada en un cuerpo que no le pertenece. Tras el éxito de Vagos y maleantes, Lozano nos transporta ahora a otro importante capítulo de la historia LGTBI del Estado español.

¿Fue el Pasaje Begoña

Exacto, la homosexualidad estaba penada en España, los gais, lesbianas y transexuales eran perseguidos por el régimen franquista y el Pasaje Begoña se convirtió en un oasis de libertad para todas aquellas personas que eran diferentes. Durante los ocho años y siete meses que estuvo abierto convivieron en él personas de distintas razas, culturas y orientaciones sexuales. Todas eran bien recibidas, dando un ejemplo de alegría, libertad y respeto en un país donde no se permitía la tolerancia.

Pensándolo bien, los dueños de aquellos primeros locales fueron muy atrevidos para la época...

Sí, muchos de ellos se enfrentaban a registros y detenciones por mantener aquellos locales abiertos, pero lo cierto es que el régimen franquista, al descubrir que el Pasaje Begoña se convertía en una importante fuente de divisas, se volvió más permisivo con ellos, hasta la gran redada del 24 de junio de 1971.

¿Esa gran redada se puede considerar nuestro Stonewall Inn ibérico?

La noche de San Juan de 1971 las furgonetas de los grises bloquearon las dos únicas salidas del pasaje e irrumpieron a golpes y gritos contra todas las personas que se encontraban allí. Fusiles contra lentejuelas. La magia y la elegancia chocaron contra la brutalidad del régimen franquista. Más de trescientas personas fueron identificadas. Ciento catorce detenidas. Los extranjeros fueron deportados a sus países de origen. Los locales precintados. Multas. La prensa internacional se hizo eco, escandalizada, de los hechos. Fue el fin de una era y el nacimiento de una lucha, a nivel nacional, equiparable a la llevada a cabo en el Stonewall Inn.

El cantante John Lennon, el actor Helmut Berger o la actriz Sara Montiel, entre otras muchas celebridades, pasearon su palmito por aquellos lares, ¿tan conocido fue el pasaje?

El Pasaje Begoña gozó de una gran popularidad a nivel internacional. Allí acudían turistas de todo el mundo para disfrutar de las últimas tendencias en música y moda. Era un lugar único en el mundo por su libertad y convivencia, que hizo que jeques árabes, actores de Hollywood y celebridades patrias pasaran por allí y se mezclaran con la diversidad, los bailes y las risas.

¿Sigue abierto algún local de aquellos primeros años?

El régimen franquista consiguió destruir el Pasaje Begoña. En la actualidad no queda nada de aquella época, solo el recuerdo y las voces del pasado que puedes escuchar claramente cuando tocas sus paredes.

¿Puede ampliar el argumento de la novela?

Nos cuenta la historia de Antonio, un homosexual malagueño que es capturado en una redada de los grises cuando está cometiendo actos impuros y para escapar de la cárcel, el coronel de la policía armada y de tráfico le ofrece un trato: que se case con su hija Rosario, una discapacitada intelectual que mantiene encerrada en su casa. A través de los ojos de Rosario, un personaje tan mágico como inocente, descubrimos el Pasaje Begoña y todo lo que sucedió en él.

¿Cómo se le ocurrió la idea?

Surgió en una entrevista virtual que me realizó el periodista Tomás Galván, de Las Palmas de Gran Canaria, en la que coincidí con Jorge Pérez García, presidente de la Asociación Pasaje Begoña. Tanto a Jorge como a Tomás les había gustado mucho mi anterior novela, Vagos y maleantes, y me sugirieron que sería una buena idea continuar escribiendo sobre memoria histórica LGTBI, contando los hechos ocurridos en el Pasaje Begoña.

¿Cómo se documentó para la parte real?

Tuve la enorme suerte de contar con la colaboración de la Asociación Pasaje Begoña y la supervisión de su presidente, el citado Jorge Pérez García, que me hicieron llegar todos los estudios realizados sobre el Pasaje Begoña por las universidades de Málaga, Granada y Pablo Olavide.

¿Era necesaria esta novela?

Sí, y más en los tiempos que corren, para homenajear a todas las personas que pasaron por el histórico pasaje y demostraron que había un modo de vivir y sentir diferente al que imponía el Régimen, basado en la libertad y el respeto. Y ese mensaje, por desgracia, en la actualidad debe volver a reforzarse para que no ocurran más hechos desafortunados como los que están pasando últimamente.

¿A qué público va dirigida?

A todos, porque todos deberíamos ser conocedores de nuestra historia, con independencia de nuestra edad y tendencias sexuales.

¿Qué conclusiones sacarán los lectores una vez que la hayan leído?

Que por desgracia, la historia y ciertos discursos se repiten en el tiempo. La oscuridad siempre intenta apagar los colores del arcoíris, pero nunca lo consigue. Por desgracia, deja manos manchadas de sangre y eso es algo que no deberíamos permitir.

Tanto el Parlamento de Andalucía como el Congreso de los Diputados han declarado al Pasaje Begoña

Es cierto. Yo tuve la enorme suerte de ser uno de los invitados al acto, que se llevó a cabo en Sevilla y fue muy emotivo. Intervinieron el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, un camarero del Stonewall Inn durante la revuelta, Friederik Folk, y la presidenta de la fundación Onepulse de Orlando, Bárbara Poma. Pero los verdaderos protagonistas fueron Ramón Cárdenas, Manolina Chen y Dorin Alza, asiduos del Pasaje Begoña durante aquellos años, que dejaron unos testimonios inolvidables.

"Nadie debería tener potestad para decidir qué me siento"

Una de las tramas de su novela trata sobre una mujer atrapada en un cuerpo que no le pertenece. A propósito de esto quería preguntarle su opinión sobre la nueva Ley Trans aprobada hace poco por el consejo de ministros...

Sinceramente considero que en una sociedad democrática en la que se supone que todos somos iguales ante la ley, con independencia de nuestra raza, sexo, religión y tendencias sexuales, no debería ser necesaria. Nadie debería tener potestad para decidir qué me siento, qué me atrae y qué decido hacer con mi vida y con mi cuerpo. Libertad. Así de fácil. Respetar al prójimo como te respetan a ti y permitir a la gente ser feliz, sobre todo cuando no hace daño a nadie, y si alguien se ofende por todo esto, es esa persona la que debería pensar en qué problema tiene, porque el problema es suyo, no de las personas trans.

Ha tocado diversos géneros literarios, ¿en cuál se encuentra más cómodo?

Como lector me encanta la novela negra, pero a la hora de escribir no puedo evitar que el romanticismo impregne mis páginas, sin olvidar el misterio y la intriga, que siempre son las líneas que guían mis obras. Soy un escritor al que le gusta jugar con el lector y sorprenderle. Es lo que siempre destacan de mis obras.

Pasaje Begoña es el séptimo libro que publica, ¿la literatura le da para vivir?

Da para soñar, y con eso por ahora es suficiente, pero no niego que uno de esos sueños es poder dedicarme a esto en exclusiva y poder pasar más tiempo escribiendo.

¿Qué tal esta funcionando su anterior novela, Vagos y maleantes?

Ha supuesto un antes y un después en mi carrera literaria, y no solo por el éxito de ventas, que ha superado con creces mis expectativas, sino por darle un sentido a lo que estaba haciendo. Ahora no solo escribo, sino que rescato capítulos olvidados de la historia que jamás debieron ser ocultados.

PERSONAL

Edad: 43 años.

Lugar de nacimiento: Granada.

Estado civil: Casado.

Formación: Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Sevilla y máster internacional en Dirección y Gestión Hotelera.

Carrera profesional: Trabaja como consultor y auditor de certificación de calidad y medio ambiente especializado en el sector turístico. También es el gerente de la editorial Siete Islas. Hasta el momento ha publicado siete novelas. Sus obras La sirena de Famara, La isla de los dragones dormidos y La leyenda de Gara y Jonay son lecturas recomendadas en diversos centros educativos.