- En lugar de un festival al uso, concentrado en días, Bilbao/Gasteiz Musik Fest surge como una cita “segura, sin grandes aglomeraciones y con un control radical de las normas sanitarias”. Tendrá lugar en Miribilla y el Buesa Arena hasta finales de año con el patrocinio de Grupo Noticias. “Es un festival variado, de calidad y para todos los gustos. Además, ofrecerá cientos de puestos de trabajo durante varios meses”, explica su impulsor, David Camín.
¿Hay que ser un valiente, hasta algo suicida, para impulsar un festival hoy?
-Muy valiente, algo inconsciente y como indicas, un poco suicida. Antes de la pandemia ser promotor de espectáculos era como atravesar un desierto sin cantimplora. Ahora soy incapaz de buscar un paralelismo comparable, pero estamos en cuidados intensivos. Es un proyecto que llevamos intentando sacar adelante desde 2020, pero se complicaron las cosas en verano. Llevamos años trabajando en este negocio, con muchos conciertos a las espaldas y demasiados meses parados sin facturar. Lo necesitamos, como los músicos, técnicos, personal de producción... Hay mucha gente detrás que necesita volver a ingresar. Y no podemos permitir al público que se desacostumbre a acudir a estos eventos. Así que no queda otra que seguir apostando por la música en vivo. Estamos muy ilusionados, era un momento de apostar o quedarse quieto fuera del mercado perdiendo posicionamiento, y dicen que el que no arriesga, no gana. Toca aguantar la tormenta, porque resistir es vencer. Y ocurra lo que ocurra, mejor morir con las botas puestas.
¿El festival surge como reacción al parón originado por la pandemia?
-Llevamos meses buscando formas de reinventarnos. En plena pandemia organizamos Sala BBK Etxean, proyecto pionero en Europa que comenzó en abril de 2020 en pleno confinamiento total con conciertos con artistas vascos en streaming y emitidos por televisión. Había que intentarlo y ahora falta lo más difícil, que los espectadores respondan y sea un éxito. Falta nos hace.
Imagino que la preparación habrá sido ardua, ya que son muchos conciertos en las dos ciudades.
-No te lo puedes imaginar. Ha sido muy duro, siempre con la mosca detrás de la oreja por si las cosas se ponían peor y se iba por la borda el arduo trabajo realizado. Pero hay que mirar hacía delante, ser optimistas y disfrutar de volver tras año y medio sin trabajar en estos recintos. Ya solamente falta abrir las puertas, encender las luces y los altavoces, y disfrutar la sensación de realizar conciertos viendo a los espectadores disfrutar como nunca.
¿Es más un ciclo que un festival?
-Es un festival alargado en el tiempo, aunque no importa si se le llama ciclo. Tras analizar el contexto, apostamos por un festival más controlado, más seguro, evitando grandes aglomeraciones al realizar un concierto por día para cumplir de manera radical todas las normas de seguridad sanitaria y que todos los asistentes puedan disfrutar con tranquilidad.
¿Cómo y por qué se eligió a los músicos?
-No es fácil y son muchos los criterios de selección del cartel. Algunas negociaciones salen adelante y otras, no. Además, existe la competencia, por lo que es terriblemente complejo.
¿Qué tipo de festival buscaba organizar? Hay estilos y músicos muy diversos, casi siempre, eso sí, en torno al pop.
-Hemos sido muy fieles a nuestros siete años de trayectoria empresarial, a los modus operandi en los que hemos venido trabajando, aunque con algunos guiños a otros estilos para llegar a los máximos públicos posibles y lograr una variedad de cartel. También pensamos en un festival que pueda generar inversión. Este tipo de iniciativas son fundamentales para una ciudad y el retorno de inversión es más grande del que podemos imaginar.
¿Qué destacaría del cartel?
-Que es muy variado, de calidad y para todos los gustos. Con conciertos muy populares, como los de Aitana, Izal y demás. Hay directos muy buenos que merece la pena experimentar, vivir y disfrutar. Quien acuda a alguno de los eventos no saldrá descontento, así que no hay excusas.
Habrá bandas tributo. Suelen ser grupos con gran sonido y fidelidad que apelan a la nostalgia. ¿Los de público más adulto?
-Hija De La Luna (a Mecano) y bROTHERS iN bAND (a Dire Straits), que acuden a Vitoria, son de lo mejorcito y con más calidad. Pueden ser las propuestas para un público más adulto y más nostálgico.
¿Por qué diversificar la propuesta en Bilbao y Gasteiz?
-Ya era la intención en 2020. Ambas son las principales ciudades donde desarrollamos la mayoría de nuestra actividad, por lo que tiene su lógica apostar por ellas para estos festivales, que nacen con el fin de realizarse anualmente. Queríamos agradecer el esfuerzo que han hecho desde el Bilbao Arena, Bilbao Ekintza, Grupo Baskonia, instituciones y todos y cada uno de los proveedores.
Algunos músicos del cartel se repiten. ¿Se debe a que así resulta más económico?
-Este año por fechas y diferentes circunstancias no hemos podido apostar por un cartel más amplio en Gasteiz, pero ojalá sea así en la próxima edición. Es casualidad que se repitan artistas, ya que no cambia mucho la cuestión económica.
Actuarán en Miribilla y el Buesa Arena.
-Los conocemos y en estos momentos son recintos donde podemos garantizar todas las medidas de seguridad. Y sus condiciones técnicas son envidiables, con una acústica perfecta.
Hablaba antes de economía...
-Directa e indirectamente se generarán muchos puestos de trabajo durante meses. Y es todavía más importante tras meses de parón de proveedores y trabajadores. Es una satisfacción que puedan trabajar artistas, músicos, técnicos, personal de montaje y carga y descarga, personal y auxiliares del recinto, vigilantes, auxiliares de seguridad, controladores de acceso, limpieza, hostelería, acomodadores, coordinadores de riesgos, personal sanitario, montaje de infraestructuras, equipos y personal técnico de montaje, riggers, electricidad, personal de producción variado... Se desconoce el gran tejido de trabajo y retorno económico en modo de impuestos que mueve este negocio.
¿Y respecto a la controversia con los aforos?
-Hasta hace una semana estábamos al 30% en ambos recintos (ambos superan los 5.000 espectadores), y desde el lunes ha pasado oficialmente al 20%, por lo que es un jarro de agua fría, sobre todo en conciertos de más nombre. Lo preocupante es la incertidumbre que genera al espectador este tipo de noticias y, por ello, es fundamental trabajar una estabilidad en aforos y normativas. Está más que demostrado que la cultura es segura y que, dentro de las actividades extradomiciliarias, acudir a un espectáculo de música o teatro es de lo más seguro.
Parece que la disminución de aforos no afectará a los de los espectáculos cuyas entradas estuvieran a la venta previamente. ¿Lo han confirmado?
-En principio parece que es así. Esta decisión debida al empeoramiento de la pandemia tiene que ser provisional y se tiene que volver al 30%; incluso si las cosas mejoran, aumentar aún más el aforo. Sigue siendo un porcentaje bajo, teniendo en cuenta que el aforo total del Bilbao Arena es de 10.000 personas y el del Buesa, de más de 15.000. Los vaivenes nos están haciendo mucho daño, y generan incertidumbre, dudas y temores a los espectadores a la hora de acudir a los eventos. Si me pongo en el lugar de los dirigentes, soy consciente de que tomar decisiones en estos momentos es muy difícil y delicado, por eso creo que falta un interlocutor importante entre el Gobierno Vasco y el mundo de la cultura, como sí existe en Nafarroa, para poder analizar junto a los diferentes agentes del sector cultural las decisiones que se vayan tomando según la evolución de la situación. Y si las cosas se complican mucho, garantizar que los agentes culturales tengamos unas protecciones más fuertes para poder sobrevivir y seguir adelante sin quedarnos en el camino. La cultura es fundamental para todos, como demostró el confinamiento.