Un año, un mes, tres semanas y seis días. Ese es, ni más ni menos, el tiempo que llevan sin poder ensayar los integrantes de la Agrupación Musical San Roque de Llodio; cuya escuela, además, lleva también doce meses sin recibir formación, ni siquiera individual, con el impacto que ello está teniendo y tendrá en la creación de cantera.

Cerca de medio centenar de músicos, de calidad reconocida aunque sin el apelativo de "profesionales", que están viendo peligrar la continuidad de una entidad con 120 años de trayectoria, como consecuencia del decreto del Gobierno Vasco que, desde noviembre del año pasado, prohíbe reunirse para ensayar a las bandas de música y las masas corales no profesionales de Euskadi. Una medida, ésta última, adoptada para hacer frente a la pandemia, pese a que existe un amplio y detallado protocolo redactado por la Federación Vasca de Bandas de Música y la Asociación de Masas Corales de Euskal Herria, en colaboración con el departamento de Salud Laboral del Gobierno Vasco. En este sentido, solicitan que les dejen volver a los ensayos porque, de lo contrario, van a desaparecer. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se ha reunido con su director, Pedro Ignacio Adrián, para que dé cuenta de una situación que califica de "gravísima" y, muy posiblemente, "irreversible".

¿Cuándo fue su último concierto?

-En agosto y si lo sé, no lo hacemos. Fue de prisa y corriendo, interrumpiendo vacaciones, y con ensayos en la calle, que hasta nos llovió, porque dentro de nuestro local de Zubiko Etxea no hay espacio suficiente para guardar las distancias de seguridad. Además, el ruido del paso continuo de los trenes, porque estamos en las inmediaciones de la estación, no nos permitió hacerlo en condiciones. La gente está muy cabreada. Tenemos músicos que han recibido hasta denuncias de vecinos, porque han optado por ensayar en casa, ante la imposibilidad de acceder al local.

¿Cómo es eso?

-Durante la mayor parte de la pandemia nuestro local ha estado cerrado y, cuando se ha abierto, solo se ha podido entrar de forma individual y en un horario muy restringido que, por cierto, no lo recoge el decreto del Gobierno Vasco por el que, desde el 6 de noviembre, esta prohibido reunirse para ensayar a las bandas de música y las masas corales no profesionales de Euskadi. Algo que tampoco entendemos y nos parece hasta inconstitucional, porque en el resto del Estado español las bandas sí están tocando y hasta, en marzo, se las declaró Patrimonio Cultural, por parte del Consejo de Ministros. ¿Aquí por qué no? Esto es una crisis sanitaria y somos los primeros que queremos unas medidas de seguridad, pero ¿qué pasa, que el virus ataca más a los no profesionales? Que me río yo de tal calificativo, porque en esta banda todos tenemos el título de profesionales, la única diferencia es que no hay un contrato de por medio ni ningún convenio firmado, y por eso solo tocan los que tienen pagados, ¡que encantado por ellos, eh!

Se le nota enfadado. ¿Considera que están siendo objeto de un trato discriminatorio?

-Total y absolutamente. Ayer domingo se manifestaron las masas corales, por lo mismo, todos queremos volver a ensayar, porque la situación es insostenible y gravísima. Ya no sabemos ni qué hacer, es muy posible que todo se vaya a la mierda. No hemos querido hacer como los hosteleros y recurrir a la Justicia, pero esto ya no es normal. Sí se ha reunido la Federación con el Gobierno Vasco para fijar un protocolo que no discrimine entre profesional y no profesional. Hay que poner un poco de cabeza en este asunto y hacer entender que las bandas somos un patrimonio a defender, porque somos transmisores de cultura y vehículos de integridad y cohesión de un pueblo. Pero parece que no lo ven. Hay pueblos que como tienen escuela municipal, su banda sí puede tocar, y en otros, porque así lo ha facilitado su ayuntamiento, pero aquí no nos han llamado ni para el programa Kultudaberri. En la agenda de mayo tampoco estamos. El problema tiene muy mala salida, el mal está hecho y va a ser muy difícil retomar actividad.

En Llodio no existe...

-No, ni escuela municipal de música, ni teatro -aunque está en proyecto- ni nada por el estilo. Sí tenemos nuestra escuela y de la que se nutre la propia banda que, como nosotros, solo ha podido ensayar dos de los últimos 15 meses, los de septiembre y octubre de 2020, antes de la llegada del citado decreto de noviembre. En esta situación es muy difícil mantenerse, cuando las clases de instrumento son individuales y manteniendo distancias, y tampoco nos dejan, no se entiende esto. Es decir, llevan casi dos años de cursos perdidos, cuando teníamos ya ocho chavales preparados para dar el salto a la banda y que, ahora, posiblemente lo dejen.

¿A qué se refiere?

-Hay alumnos que ya nos han comunicado que no van a volver. Dedicarse a la música es algo muy duro y exigente, y están optando por otras disciplinas de ámbito deportivo que, mal o bien, están pudiendo entrenar algo. Les entiendo, aunque no lo comparta. Va a ser muy difícil hasta para la banda retomar actividad. El no poder acceder al local de ensayo también nos ha traído otros problemas como el hecho de haberse estropeado el ordenador y no poder atender el archivo; es decir, hemos perdido dinámicas de intercambio con otras bandas y tenemos muy claro que, a partir de ahora, al que quiera una actuación nuestra le costará dinero. Lo raro es que en este pueblo haya una banda de música, y no mala, cuando no hay ni escuela de música municipal. Cuesta mucho gestionar esto y se agradece muy poco o nada.

¿Mala relación con el Ayuntamiento?

-Digamos que no hay feeling. Además, con esta legislación tan ambigua, porque ya no sirve la excusa del desconocimiento ante el virus, se está castigando a la gente que más cumple. Somos los primeros interesados en que haya y se cumpla un protocolo, pero no uno discriminatorio. Esto tiene que cambiar y que, como en el resto del Estado, insisto, podamos ensayar y tocar cuando se puede, en base a la evolución de la pandemia. Sí espero que el dinero que no se está gastando, se invierta en la escuela. Soñar es gratis, dicen, porque la verdad es que no se entiende que en un municipio del tamaño de Llodio, no haya un local apto para que ensaye una banda guardando las distancias.

¿Esperanzas con el anuncio de la desaparición del Estado de Alarma a partir del día 9?

-Pocas, porque a ver qué hace finalmente el Gobierno Vasco con la Ley del Estado de Emergencia. De todas formas, sigo sin entender porqué se han cebado con la música con todo lo que aporta a la educación de los chavales. Desde luego, la situación en la que nos encontramos no es un buen mensaje para la juventud que quiere dedicarse a la música, les han quitado la ilusión, cuando hemos llegado a tener hasta cuatro miembros de la banda en la EIO (Euskadiko Ikasleen Orkestra). Algo bueno haremos.

De hecho, algún alumno de su escuela ha obtenido un galardón en fechas recientes y no es el único en los últimos años.

-Así es. Ibai Adrián Codesal, trombonista y producto genuino de la cantera de la Banda de Música de Laudio, acaba de cosechar el segundo premio en la categoría de Jazz y Música Moderna en el Concurso de Jóvenes Músicos de Euskadi 2021. Un certamen que también ha premiado, en la categoría de grupos instrumentales, al joven pianista laudioarra, Asier Pagazaortundua Pérez. Sin embargo, como decía, llevan sin poder recibir su formación musical 12 de los últimos 15 meses, y está en peligro nuestra cantera y, por consiguiente, nuestro futuro. Temo que la situación sea irreversible.