Tras inaugurar el pasado viernes la exposición sobre Juncal Ballestín, Artium ya tiene dibujada la hoja de ruta que deberá conducir este 2021, siempre y cuando, como pasó en 2020, el coronavirus no se empeñe en hacerse más protagonista de lo que ya es en estos momentos. También eran muchos los planes hace doce meses y todos, incluida la muestra sobre la fallecida artista gasteiztarra que ahora se ha podido abrir, se fueron al traste por la pandemia. Con la confianza de que esta vez, incluso con el paso del tiempo las cosas puedan ir mejor, el museo se ha planteado un diario de trabajo que tiene dos ejes fundamentales: la incorporación de las artistas al programa de muestras temporales y a la colección permanente; y la conservación e investigación del patrimonio público.

En lo que se refiere al apartado expositivo, en marzo llegará al espacio de la capital alavesa una muestra monográfica de la artista alemana Katinka Bock, en cuya producción participa la Factoría Marítima Vasca Albaola. Además, en mayo será el turno del creador donostiarra Xabier Salaberria, que compartirá con el público una reflexión sobre la construcción de los dispositivos expositivos y los cruces entre escultura y arquitectura.

De cara a otoño, Artium acogerá las propuestas de la creadora vitoriana Txaro Arrazola y la autora mexicana Mariana Castillo Deball. En este último caso, la exposición se hará en colaboración con el Museum für Gegenwartskunst Siegen (Alemania), y el Museo Universitario Arte Contemporáneo (México).

A estas muestras individuales, se unirá en primavera un nuevo ciclo en el que, como explican desde el museo, se vincularán prácticas artísticas y lenguajes fílmicos. Comisariada por la experta gasteiztarra Garbiñe Ortega, la propuesta acogerá proyecciones de cineastas y de artistas que trabajan con la imagen en movimiento. En este marco se podrán conocer piezas de Patricia Esquivias, Eric Baudelaire, Rosalind Nashashibi, Maddi Barber y Marina Lameiro.

Además, en julio se pondrá en marcha el programa Plazaratu, cuyo objetivo pasa por repensar los usos y activar la plaza interna del museo, “vinculando su función de equipamiento cultural con el entorno urbano y social en que se ubica”. Así, a lo largo de verano se producirá la exposición Autoconstrucción. Piezas sueltas. Juego y experiencia, de Antonio Ballester Moreno. A esta muestra le tomará el relevo en noviembre un nuevo proyecto expositivo en torno a las escuelas y las prácticas educativas experimentales, dedicado a la transmisión del arte en el País Vasco desde los años 60 que está comisariado por Mikel Onandia, Rocío Robles Tardío y Sergio Rubira. Esta muestra colectiva se realiza en colaboración con la Fundación Museo Jorge Oteiza en Alzulza.

En lo que se refiere a los espacios que ocupa la colección de Artium, en marzo se presentarán las primeras “rotaciones de fondos y casos de estudio” vinculados a la muestra Zeru bat, hamaika bide. Prácticas artísticas en el País Vasco entre 1977 y 2002. Se propondrá un nuevo itinerario, Bigarren bidea, que profundizará en las aportaciones de las artistas vascas a los debates y prácticas artísticas informadas por el feminismo. De cara a otoño, se producirá una nueva revisión de la muestra, que consistirá en la presentación de una selección de obras procedentes de colecciones públicas y del premio Gure Artea.

Además, Artium acogerá un proyecto dedicado a la producción audiovisual de los años 80 del vitoriano Gerardo Armesto, que dará paso a otra mirada dedicada al depósito del artista gasteiztarra José Félix González Placer. A ello se unirá otro nuevo programa expositivo, Contextos desde una Colección, que se traducirá en una serie de muestras monográficas de artistas cuyas obras han entrado a formar parte de los fondos de Artium de manera reciente. Esta propuesta se inaugurará con la presencia sucesiva de Daniel Llaría, Nadia Barkate y Lorea Alfaro.