at Stevens, Yusuf desde su conversión al Islam, fue uno de los cantautores folk más delicados y melódicos de los años 70, y aportó a la música popular himnos de pop místico como Lady D’Arbanville, Wild world o Father and son. Con motivo del 50º aniversario, Universal reedita dos de sus discos claves, Mona Bone Jakin y Tea for the Tillerman, en varios formatos y con inéditos, versiones alternativas y directos.
Stevens (Stephen Demetre Georgiou, julio de 1947, Londres) nació en el seno de una familia cuyo padre era un restaurador griego y una madre sueca. Estudiante de Arte, siendo poco más que un adolescente logró el éxito en 1966 con un single, I love my dog, que precedió a su debut, Matthew & son, un álbum escasamente conocido y que esconde múltiples tesoros ligados a la psicodelia y al pop barroco de Carnaby Street, con profusión de arreglos de metales y cuerdas.
Tras llegar al numero 6 británico y una continuidad titulada Newmasters, Stevens renegó del pop y los arreglos coloristas que le habían dado el éxito, pero no de su magia melódica cuando optó por convertirse en un cantautor más acústico, directo y folk, tal y como confirmó su tercer disco, el primero que se reedita ahora, en su 50 aniversario. Es Mona Bone Jakon y mucho tuvo que ver una tuberculosis que lo retiró durante un año (ingreso en un hospital incluido) y que le convirtió en una persona más espiritual y mística, yoga incluido.
Te amo querida aunque yazcas en tu tumba/siempre estaré contigo, esta rosa nunca morirá, cantaba en Lady D’Arbanville, canción dedicada a la que fue su novia, la modelo y actriz Patti D’Arbanville, y que abría un álbum marcado por la libertad y en el que Stevens ya lideraba su dirección artística. Firmó como productor a Paul Samwell-Smith, el bajista del grupo The Yardbirds, en el que militaron Eric Clapton, Jimmy Page y Jeff Beck, y contó con dos de los músicos de sesión más importantes de los 60 y 70: el pianista Nicky Hopkins, colaborador de The Beatles, The Kinks y The Rolling Stones; y el guitarrista folk-rock Alun Davies.
Mona Bone Jakon, apreciado por músicos vulnerables como Elliott Smith, Chris Cornell y John Frusciante, incluye la irónica Pop star, la reveladora Trouble (Déjame ir adonde voy a tener que ir, estoy cansado y desgarrado; problemas, alejaos) o la espiritual Katmandú, fruto de la ensoñación mística del hippismo y que contó con un arreglo de flauta de Peter Gabriel. El disco se reedita en varios formatos, remasterizados y mejorados en sonido en Abbey Road, y con abundante material inédito y directos. Todo ello bajo la supervisión del propio Samwell-Smith.
La convalecencia por la tuberculosis provocó que Stevens tuviera en cartera 40 canciones, así que a finales de 1970, en pocos meses, editara Tea for The Tillerman, un cuarto disco que es, visto con perspectiva, quizás el mejor de su carrera y el más exitoso. Disco de Oro en Gran Bretaña y en Estados Unidos, donde actuó con Steve Winwood, incluye baladas hermosas y emotivas, repletas de ganchos melódicos y estribillos pop aunque sus letras no fueran precisamente banales, ya que se cuestionaba a sí mismo y al mundo de 1970. En ellas se muestra preocupado por la infancia y el futuro deshumanizado, disecciona los conflictos del corazón, lamenta la crudeza del mundo, busca conexiones espirituales y se plantea diatribas generacionales.
Es el álbum de himnos como Hard headed woman, en el que se sirve de una metafórica mujer obstinada para hablar de la búsqueda de la verdad, del citado Wild world, en la que advertía de la dureza del mundo, y de Father and son, con el diálogo de un padre y un hijo que plasma la incomprensión y barreras que surgen entre la madurez y la juventud. “La misma y vieja historia”, cantaba el británico en un tiempo de cambios drásticos, del florecimiento hippie y la Guerra de Vietnam.
Tea for The Tillerman se lanza en múltiples formatos, incluido un disco en el que Yusuf ha vuelto a grabar todo su repertorio, actualizándolo con nuevos arreglos, en algún caso casi irreconocibles, como en Father and son, que ahora tiene una cadencia entre reggae y jazz. La caja de lujo incluye hasta cinco compactos con inéditos, versiones y directos, algunos recuperados del club Troubadour, donde asentaron su leyenda James Taylor, Jackson Browne, The Byrds, Elton John, Carole King, Eagles o Joni Mitchell.
Entre las curiosidades destaca Honey man, grabado en las sesiones del disco (con metales, fluctúa entre el honky tonk y el vodevil), pero que no llegó a ver la luz en su día. Stevens la comparte con la voz y el piano de Elton John, que ya había logrado el éxito con Your song y estaba a punto de grabar Madman across the water. La caja incorpora otros inéditos como Can this be love?, escrita para un proyecto que le habían propuesto en 1969, titulado Revolussia. Tea for the Tillerman abrió el camino al segundo disco más exitoso de Cat Stevens, Teaser and the firecat, el de The wind, Peace train, Morning has broken y Moonshadow. Pero esa es ya otra historia.