- Penúltima cita la que hoy, a partir de las 20.00 horas, va a poder vivir el público con el ciclo Dazz Jazz. Sobre el escenario de Dendaraba, que desde el viernes pasado se encuentra acogiendo el certamen ante la imposibilidad de llevarlo a cabo en el espacio de Cuchillería por el covid-19, estarán dos nombres con cada vez más hueco y reconocimiento en la escena estatal. Aún así, hay quien se empeña entre los medios en seguir poniéndoles el calificativo de promesas -cuando son dos realidades- o en referirse, por ejemplo, a Félix Rossy solo como el hijo de Jorge Rossy.
En las últimas semanas, Toni Saigi y usted han podido volver a tocar juntos en Barcelona, Málaga y Mahón. ¿Cómo está siendo esta vuelta a lo que llaman nueva normalidad o como lo quiera decir?
-Está siendo extraño y bonito a la vez. Siempre sientes una sensación especial cuando tocas para otras personas. La presencia del público marca con respecto a un ensayo, por ejemplo. Pero también te digo que no me interesa nada volver al pasado porque la normalidad en la que vivíamos era bastante caótica y desastrosa. Me interesan más el presente y el futuro, sin querer volver a ninguna normalidad anterior, ni con respecto a la música ni con la vida, más allá de que nunca pierdas de vista lo bueno y lo malo de lo vivido antes y aprendas de ello. Pero lo que quiero es evolucionar e ir mejorando cada día.
¿Qué se va a encontrar el público que les vea hoy?
-Va a escuchar bastante música original nuestra, temas que han tomado forma en los últimos meses, aunque también hay alguna pieza más antigua. Y luego es posible que toquemos algo de Wayne Shorter, seguramente Second Genesis, que es el tema que dio nombre a su segundo disco como líder. Bueno, y algún standard, algo de Jobim, que nos encanta la música brasileña... Va a ser algo variado e íntimo, sutil y potente al mismo tiempo.
Este encuentro es uno de los múltiples proyectos en los que ambos, por separado, están involucrados. Aún así, son muchos los que siguen hablando de los dos como jóvenes promesas. ¿Aburrido siempre de escuchar lo mismo?
-Estaría bien que esas personas supieran lo que es ser una promesa y lo que es ser una realidad. No voy a hablar de mí, pero Toni es una realidad más que potente. Es un músico muy potente, un artista lúcido, y una persona a la que quiero. Me encanta tocar con él en cualquier formato, aunque sí es cierto que el dúo lo tenemos bastante trabajado.
Estos meses de verano, y el País Vasco es un claro ejemplo de ello, parece que los escenarios de jazz florecen por doquier. ¿Toda esta situación le ha dejado la agenda muy tocada o poco a poco algo se está pudiendo recuperar?
-Imagina, en marzo para este año tenía como unos 60 conciertos confirmados ya, entre la gira con mi quinteto, el tour junto a Toni, y actuaciones con otros proyectos. En ese sentido, es evidente que es una mierda lo que ha pasado. Nos han cancelado todo. Desde hace un mes estamos trabajando para poder hacer algunas actuaciones y la verdad es que están saliendo cosas. Así que, dentro de lo que cabe, estoy satisfecho. Pero ha sido muy duro ver cómo se ha caído todo lo que tenía previsto. Incluso actuaciones confirmadas para el año próximo. Aún así, tengo alegría y esperanza. Eso es indispensable, porque, en caso contrario, no tiene sentido vivir. Para todos ha sido muy duro estar tanto tiempo en casa, entre la incertidumbre. Hemos compuesto, meditado, cocinado... Y hecho de todo para no morirnos de aburrimiento.
De todas formas, le pasa a usted, a Toni y a otros músicos de sus generaciones, que están intentando construir un camino profesional justo entre dos crisis, la económica de 2008 y la sanitaria de 2020. ¿Hay que ser un poco, no sé, superhéroe para seguir en la pelea, máxime en un género que tampoco es que sea mayoritario?
-Sí, es más complicado poder llevarlo todo adelante y seguir aprendiendo. De todas formas, uno tiene que ser consciente de trabajar al máximo en su profesión para llegar al nivel no sé si de superhéroe, pero casi. Creo en los superpoderes de todos los seres humanos, lo que pasa es que hay algunos que no los desarrollan o potencian y se quedan como dormidos. Nosotros siempre vamos avanzando. Claro que nos afectan los problemas y el sufrimiento. Pero al margen de lo que suceda, queremos seguir trabajando duro y disfrutar de la música. Dentro de lo que se pueda en cada momento, hay que mantenerse activo y positivo.