Para algunos negocios, el futuro se parece al pasado. Este es el caso del histórico Hotel Sacher de Viena, que custodia la receta original de la famosa tarta y que, ante la falta de huéspedes por la pandemia, recupera su tradición decimonónica de las chambres separées, pequeños comedores reservados que esta vez monta en las habitaciones. La idea es simple: colocar allí una mesa con una oferta especial de gastronomía y un discreto mayordomo, convirtiéndolas así en comedores exclusivos, elegantes y discretos.
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