Vitoria - Han pasado tres lustros pero en la memoria de toda Europa se encuentra todavía lo acontecido en los barrios periféricos de París aquel 2005, ya que fue un reflejo -más allá del componente de violencia y del uso político- de una realidad que se extiende por todo el continente y que obedece a situaciones en las que las diferencias sociales ocasionadas por la sociedad capitalista se unen al racismo. De ese punto de partida toma su ser Gazoline, nueva producción de La Joven Compañía, proyecto que, como viene sucediendo de manera continuidad en los últimos años, regresa hoy a la capital alavesa.
Eso sí, la intención era que la formación se encontrarse con el público más joven en el Principal tanto hoy como mañana gracias a dos representaciones -con posterior coloquio- que se iban a llevar a cabo con estudiantes de distintos centros de Vitoria. Sin embargo, todo lo acontecido en la jornada de ayer con el coronavirus, ha llevado a la Red de Teatros ha suspender estas sesiones y dejar solo la que se producirá esta tarde para el público en general. En concreto, será a las 20.30 horas, estando las entradas a la venta por 15 euros.
Ante los presentes estará un reparto que cuenta, en el papel vertebrador de todo el espectáculo, con la presencia del actor vitoriano Prince Ezeanyim. En su regreso a su ciudad natal, protagoniza una obra en la que "se trata más una problemática social que racial", aunque ambas cuestiones están sobre la mesa, sin perder de vista que el montaje mira de frente a la adolescencia, es decir, a esa época de la vida en la que aparecen los primeros amores, las relaciones iniciales, en la que las amistades cobran otra dimensión...
La quema de un coche a modo de protesta ante la falta de futuro en el marco de aquellos disturbios parisinos sirve como excusa para afrontar una producción en la que "no se trata de juzgar a ningún personaje, pero en la que sí se busca entender a cada uno" dentro de esta sociedad multicultural y diversa, aunque haya partes de la sociedad que rechacen estos escenarios, tanto hace 15 años como ahora. Le sucede al propio Ezeanyim, que es el primero al reconocer que se pensaría mucho el presentarse a un casting en el que pidieran a un actor vasco que supiera euskera "porque sé que no es lo que esperan algunos, aunque yo sea vasco, haya nacido en Vitoria y sepa euskera". Los prejuicios no se van de la noche a la mañana.