madrid - Difícilmente pudo imaginar Joaquín Sabina que concluiría su 71 cumpleaños en un hospital, en el que ingresó tras caer de un escenario en pleno concierto y que apenas unas horas después habría de ser sometido con éxito a una intervención por un "pequeño coágulo" en el cráneo tras la que permanece "estable".
Así lo indica el parte médico facilitado ayer a los medios de comunicación apostados a las puertas del centro médico Rúber Internacional de Madrid, en el que se indica que, a consecuencia de la caída, el artista sufre "traumatismo de hombro izquierdo, torácico y craneoencefálico".
"Muy nervioso" se confesó en la entrada de ese hospital su histórico mánager, José Navarro Berry, quien ha vivido probablemente las últimas horas más rocambolescas en la vida de su representado, lo que en la vida de Sabina es decir mucho.
Todo comenzó en torno a las nueve de la noche de este pasado miércoles, el día que el autor de Cerrado por derribo cumplía 71 años y ante la que debía una velada triunfal más en la gira conjunta que lleva a cabo con su amigo y compañero Joan Manuel Serrat en loor de multitudes.
El recinto, el Wizink Center de Madrid, es un lugar especial para él, un lugar en el que los nervios lo atenazan especialmente, tal y como ha contado más de una vez, lo que ha hecho que, a la postre, se convierta también un poco en su bestia negra.
Fue donde en 2014 hubo de abandonar otro concierto a pocos minutos del final por una descomposición estomacal que, en directo, él achacó a "un Pastora Soler" (es decir, una crisis de pánico escénico) y fue también donde en 2018 se quedó "totalmente mudo" por "una disfonía aguda consecuencia de un proceso vírico".
Este miércoles, en otro concierto en el aún conocido como Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, Sabina relevaba a Serrat justo después de que este interpretara Los amigos. En medio de un discurso sobre el mar Mediterráneo, perdió pie al borde del escenario y, como consecuencia, se precipitaba al foso desde casi dos metros de altura.
Las alertas saltaron. Las redes explotaban con miles de vídeos recogidos por los presentes e incluso se propagaban versiones como la que sostenía que el músico se había desmayado.
La promotora del concierto precisó que la causa del accidente fue una caída por un foco que lo había deslumbrado y que nunca perdió la consciencia. De hecho, tras ser retirado en camilla y examinado por los servicios sanitarios, regresó ante su público en una silla de ruedas empujada por Serrat.
"Estas cosas solo me pasan en Madrid, lo siento muchísimo", se disculpaba Sabina, aquejado de un fuerte dolor en el hombro que requería ser atendido en un centro hospitalario, una necesidad que esta misma mañana a primera hora su representante confirmaba, al afirmar que padecía tres fisuras limpias en el hombro izquierdo.
Después de pasar "una buena noche", la alarma parecía sofocada, sobre todo tras la premura con la que la promotora y los propios Sabina y Serrat se habían apresurado en ofrecer la fecha del 22 de mayo como la oportunidad de retomar el concierto cancelado, para el que serán válidas las entradas del miércoles.
A media mañana, no obstante, el jienense era operado de urgencia por un "derrame cerebral", que fue la causa que suscitó su primer gran susto médico en el año 2001 y la que lo obligó a llevar una vida lejos de los excesos de años pretéritos.
Según su representante, al apreciar un hematoma intracraneal, los médicos decidieron intervenir de urgencia a Sabina, operación que superó satisfactoriamente y de la que se recupera en estos momentos, a la espera de un nuevo parte médico que llegará hoy. - Efe