Vitoria - La sala Jimmy Jazz acoge este sábado el estreno en Gasteiz de Conciencia, el cuarto álbum de una trayectoria que ahora, además, suma la voz de Deborah Ayo.
Regresan con dos novedades importantes. La primera es la nueva voz del grupo. ¿Cómo está siendo el acoplamiento?
-Muy bueno y desde el principio además. Y está marchando cada vez mejor. Su incorporación ha supuesto un aire fresco en muchos sentidos. Ella tiene un estilo muy particular y les ha dado un giro a los temas que nos ha encantado. Éste es el cuarto disco y nuestra tercera cantante en 14 años. Ver que el proyecto sigue adelante es muy estimulante, así como ver que hay gente que quiere sumarse a la aventura y aportar.
¿Tres cantantes en 14 años? qué pasa?
-(Risas) Bueno, es que éste es un camino muy largo. No solo es una cuestión de vocalistas. En 2019 nuestro teclista también tuvo que echarse a un lado porque la vida es muy larga y hay gente que en un momento dado prefiere seguir en un camino vital un poco más tranquilo y hacer otro tipo de cosas. Llevar una banda de tantos años, además siendo una formación tan grande, a veces no encaja en lo que quieres o puedes hacer en un momento dado y es mejor echarse a un lado para que otra persona, con fuerza y energía, tome el relevo. Al final, lo importante es que el proyecto siga adelante. Freedonia es un proyecto vital y personal.
La otra novedad es el nuevo disco, 'Conciencia', en el que vuelven a tratar problemáticas sociales, ambientales y económicas.
-Freedonia siempre ha tenido una actitud crítica frente al mundo en el que vivimos. En este disco hemos querido hablar de la conciencia a través de una conocida idea de Saramago. A partir de ahí, abarcamos el momento por el que estamos pasando, un mundo al que queremos aportar nuestro granito de arena. Queremos hacer una llamada a esa conciencia, a esa capacidad de poder cambiar y moldear nuestro mundo para hacerlo un poco más humano.
¿Cree que de verdad llegan, calan, esos mensajes en el público?
-El mensaje está ahí, pero no podemos hablar en nombre del receptor. Creo que lo que decimos puede llegar al público de muy diferentes maneras. De hecho, por lo que notamos en los directos, el mensaje llega, aunque tengamos, para algunos, el handicap de cantar en inglés.
¿Pero tienen alguna confianza en que alguna vez cambiará todo esto?
-Tenemos la capacidad para cambiar las cosas. Otra cuestión es si las cambiaremos o no. Ahora parece que estamos en una vida en la que casi no tenemos tiempo para nada. Pero tenemos la oportunidad de hacer las cosas de otra manera. Como esa oportunidad está ahí para los seres humanos, creemos que sí hay que ser optimistas. Hay que seguir adelante porque, además, tampoco queda otra. Nuestra intención es poner un granito de arena. La cuestión es no dar la espalda a tantas miserias y a tantos problemas con respecto a la humanidad y el respeto a los derechos humanos.
¿Con 2020 en marcha, los planes tienen que ser tocar, tocar y tocar, no?
-Y no parar. Ahora mismo estamos todavía cerrando fechas de la gira de invierno para luego comenzar con los festivales de verano. También queremos hacer alguna andadura fuera de España, como hemos hecho otras veces. Ese tipo de cosas también forman parte de las sorpresas y las alegrías que te va dando la música.
En este invierno frío, lo que promete seguro Freedonia dentro de la Jimmy es calor?
-(Risas) Eso siempre, no falla. Hacemos un show muy participativo, con bastante dinamismo. La idea del grupo siempre es favorecer la participación, también en los directos. Por ahora estamos muy contentos con cómo están saliendo las cosas y seguro que en Vitoria estaremos a la altura.