Una propuesta en la que, desde diferentes perspectivas, “hablar de la naturaleza desde la naturaleza” dice Leyre Goikoetxea, comisaria del proyecto Un triángulo, 3 vértices_ser_rizoma en el que están implicadas Miriam Isasi, Anabel Quincoces y Belén Cerezo. Una apuesta conjunta que desde mediados del pasado mes de agosto está viviendo diferentes hitos uniendo el Parque Natural de Izki, el Valle Salado de Añana, Artziniega y el antiguo balneario de Zuazo de Kuartango a través de la creación contemporánea, todo ello tras ser seleccionada la idea por el programa Eskualdea, impulsado por la Diputación y producido por Artium.

Cada una de las tres autoras se encuentra en momentos distintos en lo que a sus respectivas producciones se refiere, aunque sus sendas todavía están unidas en la exposición colectiva que se está llevando a cabo en Kuartango (visitable jueves y viernes, de 18.00 a 20.00 horas, y los fines de semana de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 20.00 horas). La muestra se cerrará el próximo día 10, jornada en la que el experto y escritor Marc Badal ofrecerá la charla Prácticas artísticas y territorio rural.

Mucho antes, de hecho, mañana mismo, Un triángulo, 3 vértices_ser_rizoma vivirá otra de las varias actividades paralelas que en estos meses se han venido sucediendo por el territorio en forma de talleres, mesas redondas, performances... En esta ocasión, el encuentro con el público se producirá a las 13.30 horas en el Valle Salado (o en el cercano Palacio de Añana en caso de que haga acto de presencia la previsible lluvia), donde el músico gasteiztarra Jon Bellido interpretará en directo la pieza musical creada para el proyecto Memorias de Azufre y Sal de Quincoces. La actuación cerrará la instalación Resilencia Roja-Panspermia que la artista gasteiztarra ha mostrado a lo largo de octubre sobre las eras de sal.

“Siempre he estado fascinada por las artemias”, recuerda Quincoces, que en el Valle Salado ha querido sacar a estos crustáceos branquiópodos a la vista. “Las artemias que viven en el Valle me llamaban la atención de manera especial porque están en vías de extinción. Son las parthenogeneticas”. Así, a través de ellas, de su representación artística en vidrio -hay piezas tanto planas como tridimensionales-, “lo que he querido es poner en valor a esos habitantes de las salinas”, un objetivo también trabajado con los más pequeños a través de un taller celebrado el pasado domingo. “Fue genial. Hablamos, desde una parte creativa, de las artemias e hicieron maravillas. Es importante poner en valor que la cultura llegue a todos los sitios y además en relación a lo que es propio de cada lugar”.

De todas formas, como “había una conexión directa entre esos habitantes de las aguas del Valle con los de las aguas de Kuartango”, allí también Quincoces ha realizado una intervención, Burbujas de azufre. “Cuando visité por primera vez el antiguo balneario, me enamoré de él”, una fascinación que en este caso se traduce, por ejemplo, en la intervención en una antigua bañera de las instalaciones o en la creación de un vídeo que cuenta con la banda sonora de Bellido y la factura de Beñat Fontaneda. El conjunto se completa con otra intervención realizada en el río que atraviesa la localidad, pieza cuyo presente está en manos de la corriente.

Tanto en Kuartango, en la figura de Eduardo Fernández de Pinedo, como en Salinas de Añana, en la de Alberto Plata, Quincoces reconoce que “no he encontrado otra cosa que no hayan sido facilidades desde el principio”, una idea que Belén Cerezo comparte a la hora de hablar de su camino en Artziniega, tanto en lo que respecta a la asociación Artea, que se encarga del museo etnográfico de la localidad, como al Ayuntamiento. “La reacción a mi propuesta desde el segundo uno ha sido muy positiva y están muy contentos de que haya artistas y agentes culturales llegando al pueblo”.

A pie de calle En lo que respecta al proyecto de Cerezo, Presente continuo está justo ahora en su última fase de producción antes de exponerse, una muestra que se va a llevar a cabo entre el 30 de este mes y el 8 de enero de 2020 en diferentes calles y plazas de Artziniega.

Aprovechando la existencia del citado museo, que “es un lugar maravilloso, que mira al pasado, que recoge objetos que tienen que ver con modos de vida, espacios y profesiones del pasado”, la autora ha querido establecer una conexión con el hoy, aunque “no quiero hablar de pasado, presente y futuro como categorías estancas”, sino todo lo contrario. “Supongo que me apetecía explorar un entorno rural, aunque a través del trabajo me he dado cuenta de que lo rural y lo urbano están muy interconectados, que dependen uno del otro”, más allá de que toda vez puesto el trabajo en marcha “han surgido muchas cuestiones que tienen que ver con lo medio ambiental. No era una línea a seguir al principio pero...”, sonríe la artista.

El resultado se plasmará en imágenes -algunas de las cuales formarán parte de secuencias o series- de diferentes formatos que se van a amoldar, en la medida de lo posible, a las localizaciones donde se instalarán, como la fachada del museo, por ejemplo.

Con esa muestra se completará una estancia en la que Cerezo también ha realizado un taller abierto al público y que asimismo tiene una sucursal en la exposición colectiva de Zuazo de Kuartango, donde se pueden ver algunas de las fotos con las que la artista ha estado trabajando.

Aves, tecnho y danza Quien ya está a punto de cerrar su propuesta, Carpinteros, es Miriam Isasi, que el año pasado dio forma a la propuesta que ahora ha podido desarrollar. En el punto de partida está la colonia de pájaros carpinteros existente en el Parque Natural de Izki. Tras hablar con diferentes biólogos y especialistas para ver cómo acercarse a estos animales, en verano se puso a grabar los sonidos del bosque y de estas aves. “También con la ayuda de los reclamos que usan los biólogos se generó la pieza de sonido, utilizando la electrónica y el tecnho”, una partitura singular trabajada junto a Genzo P que se ha grabado en un disco de vinilo y que también es la banda sonora del vídeo llevado a cabo junto a Laura G. del Amo en el que se recoge la interpretación realizada con el bailarín Marcos García Casanova en torno a los movimientos de estos pájaros, un audiovisual en el que se usan localizaciones tanto de Izki como del balneario de Zuazo de Kuartango.

A esos elementos se ha unido una instalación fundamentada en diferentes factores que han sido esenciales para la investigación realizada por Isasi para esta producción. Es el caso de la antena Duga-3 conocida como el Pájaro Carpintero Ruso, que se usó durante la Guerra Fría para detectar misiles norteamericanos. “Emitía en radio un sonido muy peculiar. La antena está en la banda sonora pero también me ha servido como modelo para el pico que lleva el bailarín”. Otro aspecto que no ha escapado a la mirada de la artista ha venido dado por la lengua de estas aves, “que les recubre el cerebro de tal manera que sirve de amortiguador para los golpes que dan al picotear el árbol”, algo que se ha trasladado a una pieza en la que se pueden ver varios picos apoyados sobre unas sábanas de látex que simulan esa amortiguación.

Ese picoteo en los árboles también se representa en varias alfombras de serrín y en el soporte-caja que guarda el mencionado vinilo y unas imágenes del proyecto. Eso sí, la labor de documentación de la autora le ha llevado incluso a cruzar el Atlántico ya que los indios canadienses-americanos Lakota “piensan que la creación del mundo surge a partir del pájaro carpintero”, algo que la propuesta de Isasi no podía dejar pasar.

Mesas redondas, performances y la presencia continuada del proyecto en Izki -además de en el balneario de Zuazo de Kuartango- han completado un camino imposible sin el parque natural alavés donde “Jonathan Rubines me recibió encantado porque lo que hacemos también puede servir para que estos lugares lleguen a otros públicos diferentes más allá de las personas que ya los conocen”.