Vitoria - Son niños y niñas de siete países europeos. Tienen entre 8 y 12 años. A ellos y a ellas se les ha hecho la misma pregunta: ¿cómo piensas que va a ser el futuro dentro de 50 años?. Y se les ha animado, a través de una dinámica de talleres, a crear historias partiendo de sus respuestas, un material que acaba de cristalizar en una obra de teatro que la próxima semana llega a Gasteiz, la única ciudad del Estado que está tomando parte en este proyecto explicado en muy pocas palabras, en un I Will Be Everything? en el que la capital alavesa, a través de la sala Baratza, comparte camino con localidades de Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Polonia, Austria y Alemania.
Con el apoyo del programa Europa Creativa, en 2017 se empezaron a dar lo primeros pasos de esta singular propuesta producto de la aportación colectiva en diferentes planos, una iniciativa en la que junto a Baratza toman parte New International Encounter -la agrupación en la que se encuentra el origen de la idea-, Theater Mummpitz, Odsherred Teater, Nordland Teater, Teatr Figur Kraków y TaO! - Theater am Ortweinplatz.
Hace dos años, de la mano del grupo inglés y de su director Alex Byrne, surgió la idea de colaborar con otros seis países a través de otras tantas compañías para llevar a cabo todo el proceso. En la primera fase, cada grupo se dirigió a centros educativos de su entorno para llevar a cabo encuentros y talleres en torno a la pregunta de cómo ven ellos y ellas el día de mañana del planeta, cómo piensan que va a ser el mundo dentro de medio siglo. Ésa era la premisa común, pero en cada lugar la labor se realizó de maneras diferentes. Por ejemplo, en Dinamarca, como la compañía Odsherred Teater está especializada en trabajar con marionetas de sombras, fue ese el camino que se usó.
En el caso de Vitoria, Baratza desarrolló la labor, a través de Josune Vélez de Mendizabal y Hannah Welhan, con estudiantes de entre 9 y 11 años de Samaniego, Lakuabizkarra, Ramón Bajo, Ángel Ganivet, Odón de Apraiz, Antonio López de Guereñu y Aranbizkarra. Tanto en euskera como en inglés, se realizaron estas citas destinadas a abrir el imaginario de los más pequeños y ayudarles a la hora de mirar al futuro y escribir sus historias. Esta senda se recorrió en el resto de países -cada uno con sus características-, un proceso que se alargó durante algo más de un año.
Tanto de manera previa a la realización de estos talleres como durante su desarrollo, las siete compañías implicadas fueron llevando a cabo distintas reuniones -por la sala vitoriana acudieron Jemima Cano y Welhan- para organizar el proyecto, conocer cada uno de los espacios, establecer las redes necesarias... en definitiva, para ir acompañando una senda que vivió uno de sus momentos esenciales en primavera de 2018 con la capital alavesa como escenario. Aquí, durante una semana, se citaron todos los implicados para terminar de cimentar la colaboración y también para que se empezasen a conocer los intérpretes -uno de cada grupo, siendo Unai López de Armentia el actor elegido en el caso de Baratza- que iban a llevar a escena el resultado de esa recopilación de historias sobre el mañana.
Unas 3.500 creaciones Esa última fase previa se llevó a cabo el pasado verano. En julio, los actores y músicos seleccionados se juntaron cada uno con las historias procedentes de sus países. Nada más y nada menos que 3.500. “Estuvimos dos semanas a saco leyendo, traduciendo y seleccionando” recuerda con una sonrisa López de Armentia. “La primera semana terminamos con 40 historias, que nos sirvieron para empezamos a jugar y ver qué posibilidades teatrales podían dar”, siempre con la idea clara de que en el resultado final tenía que haber una creación de cada ciudad.
“Es curioso pero nos hemos encontrado con algunas diferencias interesantes entre las historias dependiendo del país, aunque había muchas sobre el medio ambiente, eso sí que ha sido algo genérico. Pero aquí, por ejemplo, había creaciones en las que aparecían más problemas económicos o situaciones relacionadas con la falta de dinero; las historias que venían de Noruega o Dinamarca eran más fantasiosas, por así decirlo; y las del Reino Unido, y no sabemos la razón, eran más apocalípticas y oscuras”.
Desde mediados de agosto hasta hace poco, director e intérpretes han estado en Dinamarca, concretando ya formas y fondos, llevando a cabo los ensayos y también procediendo al estreno del montaje final, que, para Vitoria, se presentará bajo el título Dena izango naiz. “Lo más complicado para mí es pensar en que tiene que ser una obra entendida en los siete países”, describe López de Armentia, quien apunta que la pieza “cuenta con mucha música, tiene también partes con marionetas de sombras y con proyecciones de animación stop motion, y se relata también en muchos momentos en clave de clown”.
En Vitoria La pieza, de una hora de duración, se representa en todos los idiomas de los países participantes pero en cada ciudad, el actor o actriz local “toma más la batuta a la hora de contar y traducir”, siempre partiendo de que el montaje “tiene que ser entendido en cualquier sitio”. En cada sesión pueden entrar entre 70 y 80 personas -la escena es compartida por público e intérpretes-, que concluida la representación pueden también disfrutar de una pequeña exposición que acompaña al montaje.
En el caso de la capital alavesa, y gracias a la colaboración de Paraíso y de su programación en el Beñat Etxepare, Dena izango naiz se podrá ver en el teatro del centro cívico Iparralde entre el 28 y el 31 con dos pases cada jornada, aunque en estos casos, las representaciones están cerradas a centros escolares. Para el público en general, la pieza se representará el 2 de noviembre en el mismo lugar a las 12.30 y a las 19.00 horas, estando las entradas disponibles a través de la página web de la sala Baratza.
La capital alavesa es la segunda ciudad que va a acoger la propuesta tras pasar por tierras danesas y antes de partir, este mismo año, hacia Polonia. Ya entre enero y abril de 2020 se girará por el resto de países participantes. En cada lugar se va a estar una media de dos semanas, días en los que los espectadores -la propuesta está pensada para todos los públicos- podrán adentrarse en “una obra muy dinámica” protagonizada por unos “basureros del futuro que viajan en el tiempo”, un guiño a esa preocupación antes mencionada por el medio ambiente. “Viendo que ese tema se repetía en muchas historias, decidimos ser basureros que limpian el universo. La máquina en la que vamos es un camión de basura del futuro. Nosotros reciclamos la basura del universo en historias”, describe López de Armentia, aunque los entresijos de la pieza son los que tendrán que descubrir y compartir quienes acudan al Beñat Etxepare.