Vitoria - Álava como principio y fin, como escenario, fuente de inspiración y herramienta de trabajo, como taller y lugar de encuentro, como espacio de generación de nuevos proyectos y diálogos. Un territorio para el arte actual. Sobre estas bases, y tras la experiencia vivida el año pasado, a lo largo de este mes se están dando los primeros pasos que darán forma y fondo a la labor que están desarrollando los diferentes artistas locales seleccionados por la convocatoria pública Eskualdea, promovida por la Diputación y Artium, una propuesta que busca acercar la creación y el pensamiento contemporáneos al conjunto de la sociedad alavesa, contribuir al desarrollo del contexto cultural más cercano, y promover la reflexión sobre las relaciones entre lo rural y lo urbano a partir de propuesta innovadoras, experimentales y efectivas.

A lo largo de las próximas semanas y meses se irán concretando de cara al público las distintas producciones elegidas en las dos modalidades existentes (comisariado y producción), aunque la labor no se detiene ni siquiera en este tiempo estival de supuesto descanso y, de hecho, hay quien, como en el caso de Oihane Amurrio, ya está en pleno proceso creativo, sin perder de vista todo el trabajo previo de preparación e investigación que es necesario llevar a cabo.

Sucede así, por ejemplo, con el proyecto de comisariado presentado por Leyre Goikoetxea (Un triángulo, 3 vértices_ser_rizoma), en el que están implicadas Miriam Isasi, Anabel Quincoces y Belén Cerezo, una propuesta en la que, desde diferentes perspectivas, “hablar de la naturaleza desde la naturaleza”.

“Sabía que las tres artistas estaban interesadas en desarrollar proyectos en Álava y me pareció que podía ser interesante desarrollar esta idea de manera conjunta”, explica Goikoetxea, que pone en valor cómo desde “formas de trabajar muy diferentes” se ha establecido entre las cuatro personas implicadas un diálogo abierto y colaborativo que tendrá su máximo exponente en la residencia que se producirá el próximo otoño en el balneario de Zuhatzu Kuartango.

Antes de llegar a ese punto, cada una de las tres tiene su foco de atención puesta en otros tantos puntos del territorio. Así, Isasi está proponiendo una intervención en el Parque Natural de Izki denominada Carpinteros. A partir de la grabación de las distintas voces de los pájaros carpinteros y de la recuperación de material de observación y archivo, la artista creará una pieza performativa en la que van a convivir el techno y la danza.

En cuanto a Quincoces, Memorias de azufre y sal alude a las aguas sulfurosas del citado balneario y a las salobres del Valle Salado. En este marco, la autora desarrollará sendos conjuntos escultóricos en el exterior y en el interior del balneario, mientras que varias eras de Salinas de Añana acogerán diversas esculturas en vidrio.

En lo que respecta a Cerezo, la artista, con la colaboración del Museo Etnográfico de Artziniega, propone una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro de la vida rural, un proyecto denominado Presente continuo que integrará fotografías, sonidos y vídeos tomados en distintas localidades del territorio para que reflejen la realidad social, cultural y medioambiental de lugares de la provincia.

“Se está construyendo todo desde cero, aunque las tres tenían ya parte de las respectivas investigaciones hechas. Se tratan temas de interés que cada una ya tenía, que querían tratarlos de una forma o de otra” describe Goikoetxea, al tiempo que apunta cómo en octubre, con las tres producciones, “nos vamos a reunir las cuatro en el balneario de Kuartango y vamos a estar una semana de residencia montando una exposición en la que se verá el momento en el que está cada propuesta”, unos días de trabajo y convivencia en los que también se propiciará el encuentro con todas aquellas personas que quieran acudir, mirar, preguntar, encontrarse... De hecho, “tendremos actividades antes, durante y después” de esta muestra para favorecer esas dinámicas de relación con la sociedad en general.

Un contacto directo que ya se está teniendo con los diferentes espacios involucrados en cada una de las tres propuestas. “En todos los sitios nos han recibido genial desde el primer momento. Les interesa acercar su trabajo diario desde otros puntos, y llegar a otros públicos a través de la cultura. Por ahora, están siendo todo facilidades”, siguiendo la tónica general que se respiró el año pasado cuando se estrenó una convocatoria que en este 2019 cuenta con un presupuesto global de 48.000 euros.

Propuestas individuales La novedad este año con respecto a ese mencionado estreno radica en que esta vez, además de apoyar un proyecto de comisariado, se han establecido también tres líneas de acompañamiento a la producción de propuestas individuales, que corresponden a las iniciativas planteadas por Oihane Amurrio, Raisa Álava y Mario Paniego.

De hecho, Amurrio ha estado estas dos últimas semanas trabajando sobre el terreno para conformar El cuerpo traumado. “Soy de Bilbao pero toda mi familia es de Labastida. Siempre he tenido un vínculo muy especial con este lugar, con la casa familiar, con el huerto? son espacios que están en mi imaginario y con los que quería trabajar”, apunta la autora. “La propuesta ha consistido en ir unos días concretos al espacio y cada jornada centrarme en un aspecto plástico: la línea, el movimiento, el color, el sonido? he ido registrando las acciones que he realizado bien mediante el dibujo, el texto, el vídeo o la fotografía. Así he ido haciendo una especie de cartografía del cuerpo del artista, es decir, del mío, y del cuerpo del espacio”.

Una labor en la que factores naturales como el viento también han tenido su influencia -“a veces para bien, otras para mal”, sonríe- y de la que ha obtenido piezas con las que se siente especialmente contenta como la obra visual que ha llevado a cabo situando diferentes imágenes de gran formato en distintos puntos del huerto. A esas acciones también ha unido las entrevistas que ha realizado a diferentes personas de la localidad, incluyendo a su propia familia. Con todo ello, la idea es hacer una exposición en un lugar de Labastida. “La gente tiene un imaginario muy construido de lo que es el pueblo, el paisaje y la identidad; yo hago una revisitación a todo eso y lo reconstruyo desde mi mirada. Eso es lo interesante para mí, presentar otra mirada al mismo sitio pero desde otro cuerpo”.

En lo que se refiere a Álava, la artista, en un proyecto sin título, propone la realización de un taller participativo de cerámica -materia con la que trabaja de manera habitual- en Amurrio, localidad donde creció y estudió. A partir de los resultados de este taller, la autora realizará sus propias creaciones -cerámicas, dibujos, pinturas- que conformarán una exposición colectiva en La Casona de esta localidad.

En cuanto a Paniego, el creador avanzará en Gidaliburua nuevas propuestas del trabajo que viene desarrollando en los últimos años bajo la denominación de Manual de instrucciones. En este caso, sus nuevos manuales de instrucciones para la vida cotidiana contarán con la aportación de los participantes en diversos talleres escolares para abordar aspectos como la innovación o la memoria.