mérida - La actriz sevillana Ana Fernández considera que, en general, las historias de mujeres están bastante olvidadas en la ficción, pero a partir de los 40 “es que parece que no tenemos nada que contar”, una situación que atribuye a que “los hilos los mueven machistas”.
Fernández, Goya por Solas en 2000, y que representa Pericles, príncipe de Tiro en el Festival de Mérida, defiende que a partir de los 40 la mujer está “en una edad de madurez plena, absoluta, que tiene mucho que contar sobre lo que está pasando”.
Precisamente Ana Fernández da vida en esta versión de la obra de William Shakespeare, entre otros, a dos personajes femeninos -Taisa y Sevicia- que, en principio pueden parecer contradictorios, sobre el papel de la mujer. Según relata, Taisa representa “a una princesa de cuento, pero muy inteligente, empática, alegre y obstinada”, que cree que “lo que tiene que ser, va a ser, desde el respeto a los demás”. Sin embargo, Sevicia es la dueña del prostíbulo, que está convencida de que su profesión está bien “y que hay que hacerlo muy bien, ser muy profesional en el arte de dar placer”. Para Ana Fernández, aunque “el mundo de la prostitución no es eso”, Sevicia lo plantea como que lo importante en la vida “es hacer bien el trabajo que hagas”. “Si fuera periodista, profesora o actriz, sería de las que trabajan para ofrecer un producto de calidad”, una cuestión que este personaje plantea sin drama ninguno, “pero es la mala del cuento de hadas que es Pericles y termina como termina”.
cabiria Sin embargo, su personaje femenino preferido es Marinea (Marta Larralde), hija de Pericles y Taisa, que “desde su ingenuidad es ejemplo de sabiduría”, porque es una princesa mágica que cambia a la gente y cuya actitud defiende Ana Fernández “porque el ingenuo no es tonto”. En este sentido, la actriz andaluza confiesa que uno de sus papeles favoritos y que le gustaría interpretar es el de Cabiria, la protagonista de la película de Federico Fellini, “con un profundo amor a la vida, muy ingenua y que por muchas cosas malas que le pasen en la vida, le puede, desde la sonrisa, la confianza en el otro”. “En este siglo a lo mejor sería un buen ejercicio para nosotros”, asegura Fernández, que reconoce que Pericles es un divertimento en el que se invita al espectador “a salir de allí pensando cómo estamos en manos del azar”. - Pablo Caro