Vitoria - “Es evidente que para muchos de nosotros, no solo para la familia, aquí hay un componente emocional importante. Pero no deja de ser una demostración de que cuando un artista se va, su obra permanece”, explica Gorka Lafuente. Lo hace entre casi una docena de cuadros realizados por su padre, el fallecido pintor vitoriano Rafa Lafuente, que dialogan de manera premeditada con prácticamente el mismo número de escultoras del también gasteiztarra Ernesto Knorr gracias a la propuesta realizada por Talka Galeria, una invitación hecha realidad en una exposición que se inaugura hoy (20.00 horas) para permanecer en el espacio de la plaza Marqués de Alameda hasta el 1 de junio.
De hecho, cabe reseñar dos aspectos importantes en esta iniciativa del espacio creado por Gorka Basterretxea. Primero, el hecho de recuperar la huella creativa del artista y divulgador fallecido en 2005 tras más de una década sin que su obra se pudiera ver en una muestra al uso, más allá de su presencia en distintas colecciones públicas y privadas. Segundo, que la galería no se ha limitado a proponer una exposición retrospectiva o de homenaje, sino que ha querido establecer un diálogo productivo, actual y directo con la escultura de Knorr.
Esa conversación se establece, eso sí, dentro de unos parámetros marcados por la geometría, que marca los límites de un camino iniciado adentrándose en los fondos de ambos creadores. En el caso del escultor, se presentan once piezas, la mayoría de ellas de gran formato y con una clara vocación a ubicarse en el exterior, aunque también hay piezas de menores dimensiones. El color del acero corten -al fin y al cabo, el material propicio para aquellas creaciones pensadas para estar bajo el cielo- recorre Talka generando vacíos y formas imposibles al ojo de quien observa. Equilibrio y tensión. Ahí está la base de lo que llega incluso a dar sensación de movimiento. “En su mayoría están hechas en la última década, aunque hay una escultura de 2008” describe, quien asume que en esta presentación junto a Lafuente “hemos encontrado una sintonía especial, no sólo en lo que se refiere a mostrar, sino en la preparación del proyecto”.
En los mismos términos se expresa Gorka Lafuente, uno de los hijos de Rafa. “Creo que se ha configurado una exposición muy equilibrada” a la que se aportan pinturas de las décadas tanto de los 70, 80 y 90, así como del arranque de este siglo. “Han pasado 13 años desde la última muestra que se hizo y ésta es una cita muy especial. Pero hay que decir que mucha gente recuerda más a mi padre precisamente por lo que se puede ver aquí”. De hecho, desde mediados de los 70, el pintor profundizó en su labor en la abstracción geométrica para seguir después dando más y más importancia a su trabajo con el color.
De todas formas, ahora es el momento del público, de quienes se quieran meter en esta conversación y aportar su visión entre las paredes una galería que justo en el final de esta exposición a cuatro manos celebrará su primer aniversario de trabajo en pro del arte.