Vitoria - Los tres conocen ya lo que es tocar entre las paredes del Dazz, aunque han venido con diferentes proyectos y no en esta aventura que comparten bautizada como Trío Mejunje, un nombre que, por diferentes motivos, les viene ni que pintado. Al espacio de la calle Cuchillería regresan mañana a las 19.00 horas, siendo el acceso gratuito. “Es uno de los sitios donde más me gusta tocar y no lo digo por hacerle la pelota a nadie. Es acogedor, lindo, un lugar donde encuentras pasión y en el que público es muy respetuoso. Es íntimo y pequeño pero lleno de vida”, describe con una sonrisa el saxofonista Ariel Bringuez, que comparte camino esta vez junto al batería Michael Olivera y el contrabajista Reinier Elizarde El Negrón.
El grupo es “uno de los proyectos que, honestamente, más ilusión me hace... bueno, nos hace. Los tres nos conocemos desde pequeños. Creo que estamos tocando desde que teníamos 13 o 14 años, así que actuar juntos es como tocar con la familia. Ponemos los ojos del corazón en los mismos sitios y, claro, hacer música así es algo increíble. No encuentro palabras para poder describirlo”, comenta Bringuez antes de una actuación en la que el público se podrá encontrar con composiciones originales de cada uno de los tres, así como con arreglos de música cubana. “Los tres somos de Santa Clara. Fuimos a la escuela juntos. Los tres hemos hecho un camino parecido. La vida nos ha ido poniendo a compartir escenarios. Esto de la música se basa, por supuesto, en el conocimiento técnico pero hay un porcentaje muy importante que tiene que ver con esa fraternidad, ese afán de hacer algo juntos”.
En este sentido, el saxofonista insiste que “tocar una melodía tuya junto a personas con las que has llorado por lo mismo y con las que has compartido alegrías es de una magnitud que no se puede explicar. Sí, vale, los tres tenemos cierta soltura técnica pero eso es irrelevante en comparación con la magia que se produce cuando entre los músicos hay comunión”.
Es justo eso, ese punto de encuentro vital, emocional y musical lo que sostiene un trío en el que “las composiciones tienen mucho de la zona de la que venimos. Santa Clara es un sitio bastante bohemio. Hay herencia africana pero también española. Y hay un legado importante de nueva trova. De ahí viene la afición por Pablo Milanés, Silvio Rodríguez? En el grupo se ve toda esa herencia del centro de la isla, de un lugar de paso, con todo lo que implica eso”. Pero al sonido también se une el hecho de que, desde hace un tiempo, los tres residen en Madrid, siguiendo “la huella de los grandes artistas cubanos que pasaron por aquí como Ernesto Lecuona, que es el compositor más grande de todos los tiempos de Cuba. Nosotros le hemos hecho un arreglo a una composición suya, Ante El Escorial. También hay una canción mía que se llama La Jungla, que está basada en el pintor más grande de la historia de Cuba, Wifredo Lam, que pasó por Madrid”. A esa mezcla de personas, lugares y herencias se suma el homenaje que los tres músicos hacen a un centro cultural de su zona de origen, que se llama Mejunje, un lugar “abierto a todo tipo de expresión artística” y de vanguardia social.
Con todo, el trío es “un proyecto bastante joven” puesto que los tres componentes andan al mismo tiempo en distintas formaciones, sin perder de vista sus propios caminos. Todo eso hace que sean “eclécticos y abiertos. No estamos condicionados por un género. Todo lo contrario. Somos mestizaje musical, que es más enriquecedor que estar encerrado en una etiqueta. Andamos por muchos lados tocando jazz y otras cosas, pero nos sentimos músicos en el sentido más amplio, desprejuiciados totalmente. Gozamos con cualquier género que tenga un trabajo serio y una proyección”.
Bringuez, por ejemplo, está a punto de comenzar gira con Ketama, mientras está todavía deshaciendo las maletas de su reciente viaje a Estados Unidos para tocar con Chucho Valdés en el San Francisco Jazz Center. “Es un orgullo inmenso que te llame a su banda. La mayor parte de los músicos en Cuba tenemos siempre ese deseo de poder tocar en un momento dado con el maestro porque nos ha cambiado la música de Latinoamérica como tres o cuatro veces”.