Durango - Llegó el gran día. Desde que a las 10.30 horas la Azoka de Durango abriese sus puertas, el recinto no dejó de albergar a jóvenes y a mayores para celebrar su 53. edición. Los hay veteranos y los que se estrenan, pero todos coinciden en algo: “Esta feria tiene algo especial que engancha y hace que vuelvas aunque no tengas nada que comprar”, decían Pilar Milikua y Esteban Urain que desde hace más de 30 años son fieles a esta cita. “Desde que nos vinimos a vivir aquí no faltamos nunca”, prosiguieron. Este matrimonio no era el único que campaba a sus anchas por el recinto ubicado en Landako Gunea donde se citan aficionados de la cultura. Los devoradores de libros no sabían con qué ejemplar hacerse. “Nos llevaríamos todos”, confesaronMaiana Pochelu, Naiva Quentin y Kima Oillarburu que desde Iparralde aterrizaron por primera vez en Durango. “Nos está sorprendiendo mucho todo. Hay muchas cosas y nos gustan que sean en euskera. De momento, nos hemos hecho con unos discos y a ver si cae algún libro”, dijeron estas cuatro amigas que compartieron experiencia también con Ane Mandagarán y Ainhoa Bueno. “Nos apetecía mucho venir y nos gustaría encontrarnos cosas que hasta ahora no habíamos visto en otro sitio”, afirmaron.

A Julen, sus aitas le iban a comprar su primer libro para que comenzase a leer. Toda una aventura para el pequeño. “Nos parece muy importante inculcarle desde ya la cultura vasca”, afirmaron Oier Araitegi y Noemí Zabaleta. Lo mismo opinaron Félix Montero, Ander Antuñano y Gorka Pocino, tres amigos que desde hace años no se pierden esta gran cita. “Esperamos encontrarnos algo nuevo”, comentaron.