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“Oteiza era un amigo; mi error fue trabajar con él”

“Oteiza era un amigo; mi error fue trabajar con él”

donostia - Txertoa publicó obras de Oteiza, de quien dicen que era un hombre difícil.

-Oteiza era un amigo también, pero mi mayor error fue trabajar con él. Me tenía que haber mantenido en lo que era la amistad. Tuvimos muchos follones. Le decía Jorge, yo soy editor y tú no tienes ni idea de lo que es editar. Decirle eso era horrible. Cuando estábamos componiendo la nueva edición Quosque Tandem?! en Estella fue varias veces a la imprenta hasta que me llamó su director y me dijo que la próxima vez que fuese nos iba a devolver el libro sin cobrarnos nada, pero que no se publicaba, porque estaba volviendo loco a todo el mundo. También tuvimos problemas con las portadas

¿Tuvo más problemas con él?

-Quería publicar Ejercicios Espirituales en un túnel. En busca y encuentro de nuestra identidad perdida. En el Museo Oteiza se dice que este libro fue prohibido, pero no lo fue nunca. Tenía yo un contacto en el Ministerio de Cultura y le propuse a Oteiza enviárselo para una lectura previa. Mi contacto me dijo que él no veía nada que pudiese ser censurable. Por asegurarnos, me comentó que se podían cambiar algunas cosas menores, pero no era obligatorio. Se lo comenté a Oteiza y se puso como un loco diciendo que le estaban censurando, a lo que le insistí que no era algo obligatorio, que el libro iba a pasar la censura.

Pero el libro no se publicó hasta años después.

-Sin decirme nada, Oteiza fue a Hendaia y se puso de acuerdo con un tipógrafo que le compuso el libro. Lo que ocurre es que aquel no tenía sitio para guardar las miles de piezas de plomo y le decía a Oteiza que había que editarlo. Pero él seguía con que en el Estado no se podía publicar. Entonces me ofrecí a ayudarle y fui a la imprenta Mugalde, que era de ETA político-militar. Se ofrecieron a comprar la tipografía y a editarle el libro, porque también tenían una editorial. Oteiza no quiso publicarlo y el libro no salió a la calle hasta 1983.

Llegó a llevar a juicio a Oteiza.

-Le presenté una demanda pidiéndole una peseta. Artemio Zarco era su defensor, al que también conocía. Ni me presenté en el juicio. Pero era una manera de decirle que tuviese cuidado. En un prólogo de un libro llegó a decir que yo le había robado. Era algo absurdo. Todo vino porque un día que andaba falto de dinero yo le ayudé a vender una obra. El talón a su nombre que me dieron se lo entregué tal cual. - H.F. / Foto: R.P.