Ya están todos los que son en sus puestos, en una nueva temporada, nuevo período de tele para triunfar, fracasar o pasar desapercibidos con las propuestas de programas que están ofreciendo tirios y troyanos, en otro desesperado intento de cambiar las cosas del negocio y la audiencia, en esta pelea cainita donde todo está permitido con tal de mejorar el share, ingresar millonarios euros y mantener la vitola de líderes en la competición mediática.
La historia del cine norteamericano nos ha traído la expresión star system para definir un período en el que las grandes productoras apoyaban sus producciones en los nombres sonoros de actores y actrices que se convertían en eje clave de las películas. Y apareció la mitomanía, la exaltación de galanes y divas que llenaban la pantalla y hacían triunfar/fracasar las pelis.
La tele de nuestros días no sabría vivir sin las estrellas de la pantalla, idas o presentes como Emilio Aragón, José María Iñigo, Ana Rosa, Pedrerol, Toñi Moreno, Matías Prats y un excelente elenco de presentadores/conductores que dan sabor, timbre y tono a sus productos. Los programas tienen que tener estilo, vibración, personalidad propia y en ellos la dinámica del presentador debe mostrarse clara y atractiva.
El consumo masivo de tele obliga a lucir las estrellas del firmamento mediático, y cuidar los elementos de lo singular y propio es tarea profesional de primer grado. El banderazo de salida de la nueva temporada televisiva ya se ha dado y los programas están apareciendo con cambios, novedades y promoción acelerada para ocupar los primeros lugares del ranking de audiencias. Se acabó el verano, se acabaron las sustituciones, se acabó el dolce far niente. Es tiempo de atarse los machos, de bajar a la arena de la competición y la competencia. Los televidentes, los miembros de los consejos de administración aguardan resultados satisfactorios. La rueda de la fortuna ha comenzado a rodar. ¡Suerte para casi todos!