venecia - The Ballad of Buster Scruggs es “claramente un western”, pero cuando decidieron hacer este filme, los hermanos Coen pensaron más “en la icónica idea de un western”, en recuperar la imagen que todos tenemos en nuestras cabezas. Así presentaron ayer en Venecia este filme que compite por el León de Oro y que está compuesto por seis historias independientes protagonizadas por actores como James Franco, Tim Blake Nelson, Liam Neeson, Zoe Kazan, Brendan Gleeson o Tom Waits.
No obstante, Joel Coen resaltó que no pensaron mucho en el hecho de que fuera un western, sino más en las historias y en encontrar el tono adecuado para cada una de ellas. Desde hace muchos años tenían varias historias cortas escritas y no sabían qué hacer con ellas, por lo que decidieron unirlas en una película, aunque también escribieron algunos relatos nuevos. “Ahora no hay una vía comercial para este tipo de filmes compuestos de pequeñas historias, pero en Italia sí hubo una época en la que había películas con historias cortas de sexo”, explicó Ethan Coen, que se acordó de esta posibilidad al ver un viejo filme de Mario Monicelli. Actualmente “nadie hace este tipo de películas antológicas y nosotros quisimos hacerlo con el western”, agregó Joel.
Una película que narra las historias de un impecable vaquero cantante que dispara como el rayo; de un torpe atracador de bancos; de la decadencia de un espectáculo ambulante; de un ávido buscador de oro; de una mujer que se queda sola en una caravana y del encuentro de un grupo de extraños en un viaje en carruaje. “Teníamos una idea muy clara del orden de las historias, la secuencia que formaría la película y la progresión de los estilos, empezando por la comedia, que poco a poco va girando hacia un tono más oscuro según avanza la película”, explicó Joel.
Además, cada historia necesitó un tratamiento individual porque eran muy diferentes y sacaron del spaghetti western la idea de cómo unirlas, a través de la música, repitiendo piezas musicales al principio y al final de la película para enlazarlas. Y como elemento claramente diferenciador utilizaron los paisajes, similares y completamente diferentes al mismo tiempo.
Rodaron la película en Nuevo México, Colorado o Nebraska, por lo que tuvieron que dedicar mucho tiempo a las localizaciones para lograr, para cada caso, “el paisaje icónico del western” que necesitaba cada una de las historias. Al respecto, Tim Blake Nelson, puso como ejemplo que para rodar la primera secuencia de su episodio -que es también la primera de la película-, viajaron a tres lugares diferentes.
Unas historias cortas que tienen los elementos habituales del cine de los Coen, con personajes que bordan el surrealismo, humor negro a raudales y una cuidada ambientación. Pese a lo cual, Ethan aseguró que los espectadores les atribuyen “una especie de ironía que en realidad no es consciente”. Y para Joel, cada película es un mundo nuevo en el que entrar a jugar y experimentar con diferentes géneros, que es lo que realmente les motiva en cada nuevo proyecto.
La película, que se mostrará igual en plataformas audiovisuales o en salas de cine, no se rodó de forma especial por ser una producción de Netflix, algo que no influyó ni en su estilo ni en cómo tratar cada una de estas historias. “A nosotros nos da igual la exhibición. En Estados Unidos se podrá ver en salas y eso es genial, porque lo importante es que sea posible que la gente que la quiera ver en cines pueda hacerlo”, precisó Ethan. Además consideran que el hecho de que las plataformas audiovisuales, cuyos productos se destinan principalmente a la televisión, “estén financiando películas que no son estrictamente comerciales, es muy importante porque mantiene vivo el cine”. Y creen que el que las películas se puedan mostrar en diferentes medios es algo muy útil para la industria cinematográfica.