Washington - Aretha Franklin, la reina del soul y una de las voces más impresionantes de la historia de la música que pidió a rabiar Respect y enterneció al mundo entero al ritmo de I Say a Little Prayer, murió ayer a los 76 años en su casa de Detroit (EEUU).
Aunque durante mucho tiempo circularon informaciones sobre el cáncer de páncreas que padecía, la cantante siempre fue muy discreta sobre su salud y no lo confirmó. Según apuntó su representante Gwendolyn Quinn, Franklin murió rodeada de amigos y familiares, tras permanecer varios días en cuidados paliativos. Se apaga así una voz eterna e incomparable, todo un símbolo estadounidense.
Franklin, una de las artistas más influyentes de la industria, fue condecorada en vida con la Medalla Presidencial de la Libertad -el mayor honor civil que se concede en Estados Unidos- y con la Medalla Nacional de las Artes, además de recibir 18 premios Grammy. Ya lo dijo el reverendo Al Sharpton en 2008 cuando la Fundación MusiCares le entregó a la diva el premio honorífico Persona del Año de los Grammy, meses antes de la elección de Barack Obama como presidente de EEUU. “Podemos debatir sobre quién será el presidente, pero no hay debate alguno sobre quién es la reina”, afirmó.
la mejor de la historia Más de cuatro décadas sobre los escenarios dan para mucho cuando a un mito se refiere, y así lo certifican sus más de 40 álbumes y haber sido proclamada por la revista Rolling Stone como la mejor cantante de la historia.
Franklin, nacida el 25 de marzo de 1942 en Memphis (Tennesee, EEUU), comenzó cantando en Detroit, donde creció, en la iglesia de su padre, el reverendo C.L. Franklin, y realizó sus primeras grabaciones de góspel con 14 años, junto a sus hermanas, mientras aprendía a tocar el piano de oído. En esa época tuvo a sus dos primeros hijos, Clarence y Edward. El padre de Franklin, casado por entonces con Barbara Siggers, era conocido como “la voz del millón de dólares” por sus sermones y contaba con Martin Luther King entre sus amigos más cercanos.
Tras rechazar las ofertas de Motown y de RCA Label, Aretha Franklin firmó con Columbia Records y se mudó a Nueva York. Allí grabó su primer sencillo, Today I Sing the Blues. Pero fue con Atlantic Records donde halló su verdadera identidad y empezó a saborear las mieles del éxito.
De la iglesia a la calle Con el engrasado acompañamiento del grupo The Muscle Shoals Sound Rhythm Section en el estudio, Franklin llevó la intensidad y la pasión del góspel a temas y espacios profanos como las reivindicaciones feministas o raciales. Este salto fundamental de la iglesia a la calle, clave en la génesis del soul, situó a Aretha Franklin en los años sesenta al mismo nivel de otros genios del género como Sam Cooke, Otis Redding o James Brown. Su expresividad, poderío y personalidad frente al micrófono causarían impacto en artistas como Beyoncé, Whitney Houston o Mariah Carey.
Se casó en dos ocasiones, con Ted White -con quien tuvo otro hijo, Ted White Jr.- y con el actor Glynn Turman. Tuvo un cuarto hijo durante una relación anterior con Ken Cunningham.
En 1979 recibió su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y en 1987 se convirtió en la primera mujer que ingresó en el Salón de la Fama del Rock and Roll. Además cantó en la ceremonia de investidura de los expresidentes de EEUU Barack Obama (2009-2017) y Bill Clinton (1993-2001).
En febrero de 2017 anunció su retirada de los escenarios y aprovechó esa ocasión para asegurar que grabaría un último álbum con Stevie Wonder. Ese disco, sin embargo, nunca ha llegado a ver la luz.
Su última actuación en público fue en noviembre de 2017 en un concierto en Nueva York de la Fundación Elton John para la lucha contra el sida.
La artista publicó en 1998 su autobiografía bajo el título Aretha: From These Roots (Aretha Franklin: de estas raíces). - Efe
Una oda feminista. Aretha Franklin se convirtió en la reina del soul de la mano de Respect, una canción que su voz transformó en un himno al feminismo, pese a que no era de su autoría. Respect había sido escrita y grabada por Otis Redding, pero la versión de Franklin, publicada en abril de 1967, con apenas algunos coros adicionales y un carácter especial en la interpretación y los arreglos, le dio un sentido de reclamo feminista que carecía el tema original. Redding planteaba la canción desde la óptica de un hombre que trabaja todo el día, que lleva el dinero a casa y que a su llegada al hogar reclama “respeto” a su esposa. Franklin, con su interpretación, cambió de raíz el tono algo machista del tema original y lo transformó en lo que fue, desde entonces, un poderoso himno feminista, también fue abrazado por el movimiento de derechos civiles. Ahora era una mujer la que exigía respeto, y deletreándolo, R-E-S-P-E-T-O, una de las pocas variaciones que aportó a la letra original, confirió a la canción su voz de exigencia feminista. El Respect de Aretha Franklin rápidamente escaló en las listas de éxitos hasta el número uno, consolidando su carrera, marcándole el camino musical que debía seguir y convirtiéndola en icono del feminismo.
El adiós de la música. Paul McCartney, Diana Ross, Elton John y Barbra Streisand son algunas de las estrellas que lamentaron ayer en las redes sociales la muerte de la legendaria cantante Aretha Franklin. “Tomemos todos un momento para dar las gracias por la hermosa vida de Aretha Franklin, la reina de nuestras almas, que nos inspiró a todos durante muchos, muchos años”, dijo McCartney. Ross aseguró que está rezando por “el maravilloso y dorado espíritu” de “la reina del soul”. Por su parte, Streisand tuiteó que “es difícil concebir un mundo sin ella. No solo era una cantante brillante, sino que su compromiso con los derechos civiles tuvo un impacto imborrable en el mundo”. A estos Elton John, para quien “el mundo entero la echará de menos, pero siempre se regocijará en su extraordinario legado. La Reina ha muerto. Larga vida a la Reina”.