Madrid - “La risa es la única garantía de la seriedad con la que practicábamos el anti arte...”.Las palabras del pintor y cineasta Hans Richter podrían definir la gran exposición que el Museo Reina Sofía acoge sobre la vanguardia rusa y el dadaísmo.

La muestra que se inaugura el próximo día 6, reúne 500 obras, entre ellas, 250 pinturas, collages y dibujos; 73 fotografías; 150 documentos y publicaciones, y 22 películas y audios, con las que se repasa el arte de vanguardia ruso desde la perspectiva del movimiento Dada, fundado en Zurich en 1916.

“Las prácticas que se hicieron en Rusia en los años 10, 20 y 30 tuvieron una gran repercusión en el arte moderno, pero se ha dado una visión de este arte hasta ahora con tan solo una cara, la del Constructivismo y como su nombre indica con la creación de nuevas formas; pero este movimiento iba de la mano del Dada”, explica el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.

La exposición descubre, según Borja-Villel, la importante relación que hubo entre Moscú, Zurich, Berlín, París o Nueva York, lo que supone “la internalización de todos los artistas”. La muestra también descubre que hubo un protodadá en los años 12 y 13, con gente hacia este tipo de prácticas. “Hay que destacar que la cultura del momento se desarrollaba en un término de dominio del partido comunista y Dada supuso la presencia del anarquismo”, precisa Borja-Villel.

Todos los trabajos que se exponen en la muestra pertenecen al esplendor de este movimiento, entre la primera guerra mundial y la muerte de Lenin en 1924, con la presencia de 90 artistas rusos y de otros países europeos, entre ellos, Malévich, Ivan Kluin, Ivan Puni, Olga Rozanova, Vladimir Mayakovski o Frnacis Picabía.

La exposición, que ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid, reúne todo un material multimedia entre dibujos, material impreso, cine, obras musicales y materiales de poesía en un contexto político de la primera guerra mundial, las dos revoluciones rusas y el cambio de liderazgo de Lenin a Stalin.

El Dada, que significa “Sí, sí”, fue un movimiento contradictorio porque estaba en el constante “No, no” y detestaban la idea de autoría romántica del autor, propagando “el Todismo”.

Dividida en un recorrido cronológico la muestra se divide en tres partes. La primera de ellas, “Protodadá y I Guerra Mundial”, arranca en 1914. La segunda sección, donde la ironía es protagonista, comprende entre 1917 y 1924, y la tercera, “Dada Bridge” analiza las relaciones entre los principales centros dadaistas.