aquellos ingenuos soñadores de la libertad de información, que soñaban en los setenta con la llegada de la democracia, pluralidad y medios críticos y rigurosos, no acaban de caerse del guindo de esta sociedad nuestra donde mentir, falsea, manipular son elementos agitadores que definen nuestro estilo social. Quienes soñaron con el advenimiento de un tiempo nuevo y democrático, se encuentran con el día a día de que cuanta más libertad teórica, menos campo para el ejercicio de la democracia al estilo occidental. La llegada de la libertad a los medios se entendió como un momento dulce para hacer de estos palancas de cambio, mejora y avance en el ejercicio de libertades, que ahora mismo sufren recortes aquí y allí con descaro hipócrita y chulesco. Mentir, falsear, manipular parecen estar a la orden del día y escandalosos casos de corrupción y mentira son habituales a la hora del desayuno y definen nuestra sociedad con comportamientos incorrectos, denigrantes y manipuladores en la clase política, donde se asienta el mayor pudridero de esta democracia que soñábamos limpia y progresista. La teoría de la conspiración alumbra en el panorama mediático cada vez que se destapa un caso, se tira de la manta o se falsea la realidad de los datos en pro del interés particular del personaje pim pam pum. Desde ocultos despachos se filtran documentos, se aportan vídeos cómplices, se destilan informaciones que siendo verdaderas tienen una finalidad más allá de lo informativo. El caso de Cifuentes en los últimos días es la conjunción del interés informativo y algo más, y tanto la profesión periodística como oculta garganta profunda han maquinado cada uno con interés y estrategia en la comedieta que ha devenido en drama. Estas situaciones que antes veíamos en el cine, hoy son realidad cotidiana del mentir, falsear y manipular. Como el cangrejo, caminamos hacia atrás.
- Multimedia
- Servicios
- Participación