No existen edades. No es una obra para jóvenes que también puede apelar a los adultos ni viceversa. Es un espectáculo que apela a generaciones distintas y a su necesidad de saber y poder comunicarse, aunque eso parezca en ocasiones imposibles. Para, desde ese punto genérico, bajar a cuestiones más concretas como la búsqueda de la identidad individual, la diversidad, el machismo, el uso de las redes sociales o el estado del actual sistema educativo, el proyecto de La Joven Compañía regresa por segunda vez a la capital alavesa, en esta ocasión para representar La edad de la ira, montaje que toma como punto de partida, la novela del mismo título de Nando López.
Dentro de la programación invierno-primavera de la Red de Teatros, el Principal acoge entre hoy y mañana tres representaciones de esta propuesta, dos de las cuales (las que se producirán por la mañana) están cerradas a centros escolares de la capital alavesa. La tercera es la que se producirá esta noche a partir de las 20.30 horas, una cita abierta al público en general que tiene sus entradas a la venta por un precio único de 15 euros. “No es una obra para jóvenes, es también para adultos”, defiende el amplio reparto compuesto por Javier Ariano, Alejandro Chaparro, Jesús Lavi, Rosa Martí, Laura Montesinos, María Romero, Álex Villazán y Jorge Yumar.
En el caso de la conocida novela de López, que fue finalista del Nadal y que va por las siete ediciones, es un crimen familiar el que sirve como chispa para relatar una historia a través, fundamentalmente, de personajes adultos. Para La Joven Compañía, el autor, por así decirlo, le ha dado la vuelta a la tortilla, es decir, ha tomado el mismo motor argumental pero sólo sirviéndose de los jóvenes para llevarla a escena, un proceso de creación en el que también ha intervenido, con sus propias experiencias personales, los actores y actrices. “Ha sido como coger un traje y ajustarlo a nuestra medida”.
Es Marcos, un adolescente popular y sin aparentes problemas familiares y sociales, el que sirve para vehicular una mirada a esas dos familias que tiene cualquier joven, la de su casa y la de su centro escolar. “Nos estamos dirigiendo también a esos padres que eran jóvenes en los años 80, esa época que tanto añoran” para enfrentarles a un espejo que habla de su incapacidad para entender y comunicarse. “Apelamos al diálogo entre generaciones,”.
En este “viaje a las emociones, a las mierdas actuales de nuestra vida, pretendemos que se cree una atmósfera en la que nos podamos acercar”, sin perder nunca de vista a quienes tienen entre sus manos las aulas. “Seguimos creyendo que las tizas pueden cambiar el mundo”, aunque quienes las poseen a veces tengan que desarrollar su labor “atacados por la burrocracia, que no burocracia”.
Cabe recordar que La Joven Compañía es un proyecto que se puso en marcha en 2012, creada por David R. Peralto y José Luis Arellano, con la intención de generar una plataforma que sirviera como primera experiencia profesional (tanto artística como técnica) para jóvenes dentro de las artes escénicas. Ésta es la segunda ocasión que la Red de Teatros de Gasteiz les invita, aunque en el ánimo de su máxima responsable, Marta Monfort, está seguir contando con el grupo puesto que “es un proyecto en el que creemos y queremos apoyar”.