berlín - El director estadounidense Steven Soderbergh eclipsó ayer con la película Unsane, rodada con un iPhone y exhibida fuera de concurso, la jornada a competición de la Berlinale, integrada por un filme de humor negro iraní y una larga reflexión alemana sobre la pubertad.
Unsane, un psico-thriller con Claire Foy atrapada en la red fraudulenta de un seguro médico y también en las de un acosador, fue el plato fuerte del día, en una Berlinale que ha visto ya catorce de las 19 aspirantes al Oso, pero sigue esperando su gran película.
El siempre inquietante Soderbergh -Palma de Oro de Cannes con Sexo, mentiras y cintas de vídeo y el Oscar al mejor director por Traffic- ha sido visitante asiduo del festival, donde compitió en 2007 con El buen alemán y en 2013 con Efectos secundarios. Pánico, tensión, terrores internos y externos, es el recorrido con el que el iPhone de Soderbergh persigue a Sawyer, a modo del Jack Nicholson de Alguien voló sobre el nido del cuco. Fue la película del día, pese a que obviamente no estará en el palmarés de la 68 edición de la Berlinale, cuya séptima jornada decepcionó.
Sección oficial Irán es una filmografía potente en el festival berlinés, que en años sucesivos convirtió su gran pantalla en expresión del exilio al que Teherán somete a sus creadores críticos. Esta vez acudió representando al cine iraní Khook (Pig), de Mani Haghighi, película que trata sobre las tribulaciones de un cineasta enfundado en camisetas de AC/DC y deprimido porque a él no le acosa el régimen. Khook adopta perfiles de humor negro que recuerdan al español Álex de la Iglesia, pero sin la mordacidad continuada de éste.
En cualquier caso, la película no convenció en la Berlinale, como tampoco lo hizo Mein Bruder heisst Robert und ist ein Idiot -traducible por Mi hermano se llama Robert y es un idiota-, 174 minutos dirigidos por el alemán Philip Gröning en torno a dos gemelos, un filme envuelto en diálogos de pubertad y campos de trigo, junto a una gasolinera perdida.
De la contemplación de las hormigas paseando entre las piernas de la chica, Elena, que se apuesta con su hermano a que tendrá sexo antes de su reválida en filosofía, se pasa ya en el tramo final del filme a un delirio violento. - E.C.