el intrépido periodista televisivo Jordi Évole ofreció en la noche del domingo una muestra más de su sentido del espectáculo y la información, al conseguir reunir en un mismo espacio y ante una cámara a dos monstruos sagrados de la información deportiva, José María García y José Ramón de la Morena, dos estilos, dos trayectorias, dos profesionales como la copa de un pino del modo informativo-radiofónico-deportivo. El dicho popular de que el tiempo lo cura todo se encarnó en la nocturna cita y una vez más el catalán consiguió encandilar al personal. García y De la Morena representaron dos maneras similares de encarar la información del mundo deportivo con valentía, desparpajo y acerado bisturí que todo lo penetra, descubre y saja. El maestro del periodismo deportivo contemporáneo vivió en el pasado episodios de odio, combate y cuasi exterminio contra el joven De la Morena, en una pelea de empresas, periodistas y fuentes informativas. La agudeza, descaro y conocimiento de lo que se cocía en el mundo deportivo por parte de García, se enfrentaba a la juventud, sentido del riesgo y desparpajo ante los micrófonos de José Ramón que cada noche en la década de los ochenta suministraba material caliente, vivo, periodístico, hurtando tiempo de sueño a los oyentes que vivían con pasión las distintas etapas de un duelo de titanes a muerte profesional. En el citado programa, García reflexionó sobre la dinámica explosiva de encontrar cada día información exclusiva (scoops), propia y particular, en una pelea de gallos por las primicias. Y concluía el maestro que esa pelea tenía mucho de estúpida, esquizofrénica y mareante. Mérito grande de Évole reunirlos en torno a una mesa, con el cuelgue telefónico del emérito rey y la denuncia de José María del pago de comisiones por parte de un importante empresario madrileño, lo que le ha supuesto pasar por el juzgado. Boca caliente hasta la sepultura.
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