Cada lunes la industria del cine se abalanza sobre la cuenta de resultados, sobre los datos de recaudación en las taquillas, para comprobar qué ha seducido más a los espectadores en las salas de cine. Esa hucha gigantesca, a veces, deja datos curiosos. El nuevo año ha arrancado con unas referencias excepcionales. Tanto, que no se daban desde 1958. En Estados Unidos las tres películas que más dinero han recaudado a lo largo de 2017 tenían una mujer como protagonista. Wonder Woman, estrenada el 2 de junio, recaudó 412,6 millones de dólares y quedó como la tercera película más vista en Estados Unidos. El segundo escalón fue para la readaptación de La Bella y la Bestia, que se proyectó por primera vez el 17 de marzo y acumuló 504 millones de dólares. Y el primer puesto fue para Star Wars: los últimos Jedi. La enésima entrega de la saga creada por George Lucas se estrenó el 15 de diciembre, por lo que ascendió al primer puesto del ranking en tan solo 16 días. La película recaudó 533 millones de dólares.

Este dato llega en plena eclosión de un movimiento feminista en Hollywood que pretende acabar no solo con la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, sino con todo un problema estructural en el que el acoso sexual sobre las actrices parece haber sido el pan de cada día durante décadas. La reciente ceremonia de los Globos de Oro ha sido la última escenificación por parte de artistas de primera línea que ha pretendido concienciar de la necesidad de un cambio de rumbo en la industria. ¿Pero es el dato de las películas más taquilleras de 2017 la consecuencia de un giro en el cine o es solo una casualidad?

Miriam Martín es miembro de la junta directiva del Sindicato Vasco de Actores y no tiene tan claro que el dato evidencie un nuevo rumbo en Hollywood: “Me encantaría que fuese un cambio o una consecuencia de algo, pero creo, sinceramente, que es una casualidad. Ojalá me equivoque”. La artista bilbaina señala que una mayor presencia femenina en los papeles principales querría decir que la balanza entre los dos sexos se habría compensado. “Eso sería lo interesante, que hombres y mujeres estuviésemos igualados en el cine y que no llamase la atención que una película protagonizada por una mujer sea la más taquillera”, relata a DNA, “pasar al otro lado y no hacer ahora más que películas con mujeres tampoco sería justo, ni tendría mucho sentido. Me pareció fantástico todo lo que vimos en los Globos de Oro el otro día. Es un empujón. Ya está bien, en 2018 ya va siendo hora”.

la producción, cosa de hombres A la actriz vizcaina no le extraña que la gran mayoría de películas tengan un protagonista masculino. Cree que el origen del problema está en las altas esferas de la industria, entre los productores y los directores, donde la inmensa mayoría son hombres. “Creo que cuando uno quiere contar emociones, hace lo que le gusta”, explica Miriam Martín, “si tú eres un hombre, hablas de las cosas que mueven a un hombre. Como es una industria mayoritariamente masculina, entiendo que lo que les mueve son historias de hombres. De la misma manera que cuando hay una directora, cuenta historias que le mueven más a una mujer. Evidentemente, hay montones de sitios comunes. Hay maravillosas historias de mujeres que interesan muchísimo a los hombres y al contrario. Pero sí creo que hay un dominio mayoritario de hombres en la producción y en la dirección, por lo tanto se van más a temas de hombres”. En algo parecido debía pensar Natalie Portman cuando en la gala de los Globos de Oro presentó a los candidatos al mejor director con una frase lapidaria: “Y aquí están todos los hombres nominados”.

El último trabajo de cine que ha protagonizado Martín ha sido la película La noche del virgen, del director bilbaino Roberto San Sebastián. Miriam Martín está satisfecha con el resultado de la cinta, que recopila premios en festivales de todo el mundo, pero lo pone como ejemplo de lo que viven muchas profesionales del cine. “Es un trabajo que yo he realizado rodeada de hombres”, explica, “solo estábamos tres o cuatro mujeres en todo el equipo. En la película el peso está muy repartido entre dos actores: somos un chico y yo. Sin embargo, personalmente, me he sentido totalmente fuera, como una isla dentro de un mundo de hombres. Por mucho que fueron encantadores, me he sentido como una isla en medio de ellos, porque el de terror es un género típicamente masculino. Ha sido un sentimiento de una soledad total”.

La actriz no reprocha nada a sus compañeros y entiende que no se debe a nada personal contra ella, pero cree que sirve para mostrar las dos realidades que viven en el mismo contexto hombres y mujeres: “Me sentí sola, sola, sola? y eso que era una protagonista. Si tienes un papel pequeñito es normal que estén más pendientes de los protagonistas. Se debe solamente a la identificación. Si todos son hombres en el equipo, se centran en el personaje masculino. No hay nada más allá, ni ninguna intención de dejarte tirada o hacerte menos caso. Sencillamente son hombres y se identifican con el personaje masculino”.

sesentones con veinteañeras La injusticia con la que el cine trata a las mujeres se evidencia también en la cantidad de películas protagonizadas por hombres maduros cuyas parejas en la pantalla podrían ser, prácticamente, sus hijas. Esto limita el número de papales a los que pueden optar las actrices maduras: “Es increíble. Me parece brutal. Un hombre puede seguir haciendo cine y ser protagonista siempre. Pero ellas desaparecen. Si tienes la fortuna de ser estrella durante un tiempo, es nada. Es muy fugaz. Salvo tres grandes actrices, todas las demás desaparecen. Tienen un momento y luego te preguntas qué fue de esta, qué fue de aquella?”.

¿Es esta práctica una demanda del público? Miriam Martín cree que no: “Esto lo exige la industria, evidentemente. La audiencia ve lo que le gusta a la industria. Lo del público es una excusa, un escudo. No es el público quien decide, tú decides poner esto porque te da la gana”.

La revolución de las actrices americanas abre una puerta a la esperanza. La actriz vizcaina está convencida de que todo este movimiento se va a traducir en más películas con mujeres como protagonistas. “A la industria le interesa moverse dentro de lo que está en boca de todos”, explica, “y lo que está en boca de todos es que tenemos pocas películas con mujeres como protagonistas, así que se harán muchas películas de mujeres”.

Es hora de grandes heroínas y protagonistas memorables. “Si hay una protagonista femenina pero está rodeada de todo un elenco de hombres, no es la solución”, advierte Martín, “tenemos que conseguir que no nos llame la atención que en el cine, como en la vida misma, haya el mismo número de hombres y mujeres”. Se trata de conquistar los guiones y la pantalla al igual que han hecho ya con la taquilla.