Vitoria - Es Arrate Etxeberria la que tiene el papel de anfitriona. Pone la casa y guía la conversación. Ante los ojos del público, una azotea de aire napolitano que mira a la calle, un lugar acogedor en el que recibir a los amigos para tomar algo de vino, comer cualquier cosa y, sobre todo, charlar en un ambiente relajado. Aceptan la invitación los actores Asier Etxeandia, Ana Arias y Txubio Fernández de Jáuregui, el músico Enrico Barbaro, y la escritora y sexóloga Valerie Tasso. No hacen ningún papel. Son ellos mismos. El único condicionante, por así decirlo, es que mañana toca hablar del deseo.

Sobre estas premisas explicadas de manera muy general se sustenta Los visitantes, una pieza que no quiere ser espectáculo sino una “antitertulia musical” como explica Unai Garate (director y guionista). La propuesta, que ha encontrado en la compañía Khea su herramienta para hacerse realidad, llega mañana a la cuadragésimo segunda edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, a un Principal en el que, eso sí, es imposible encontrar un hueco desde finales de septiembre puesto que los pases volaron a los pocos días de ponerse a la venta.

¿Está todo preparado? ¿Es improvisación? ¿Qué hay de realidad? Son preguntas que tienen respuesta pero que es mejor dejar abiertas a que los espectadores, que también van a tener su papel, decidan. “Lo interesante es que el público no se va a encontrar con, por ejemplo, Etxeandia haciendo un papel, sino siendo él mismo, con sus experiencias, vivencias y opiniones”, una desnudez personal que se repite con el resto de invitados, algunos con perfiles que nada tienen que ver con la interpretación. “Cuando les invitamos, el proyecto les llama la atención, sobre todo por la aparente sencillez de un planteamiento que, luego, no es nada sencillo”. De hecho, los cinco visitantes y la compañía han tenido encuentros previos para generar una cierta “hermandad” entre ellos, una complicidad que no tenga que ser impostada ante los espectadores, explica Alex Gerediaga.

El humor y la música juegan además un papel destacado en el desarrollo de una propuesta que “en un 80% es responsabilidad de Arrate”, dice con una sonrisa Garate, a lo que la actriz responde mirando al techo. “Lo más complicado es la parte técnica y eso exige un trabajo previo importante”, comenta ella, al tiempo que reconoce que cada cita con el público no deja de ser una incógnita más allá de las pautas establecidas. “El riesgo existe, por supuesto” asume Gerediaga.

El ego es otra de las temáticas con las que juega Los visitantes, aunque en el caso de Vitoria la opción elegida ha sido el deseo, una decisión que Khea pone siempre en manos de quien programa la antitertulia. En este caso, la Red de Teatros se decantó por el deseo, “una cuestión muy amplia, algo que también Arrate tiene que saber controlar para que la conversación no se vaya demasiado”, sonríe Garate. La casa abre sus puertas mañana y los invitados llegan. “Habrá sorpresas”, avisa la anfitriona.