MADRID. "Nunca pensé que mis sueños me llevasen a mi pan", reconoce el músico gallego en una charla con Efe en la que añade que, cuando tal cosa sucedió, tuvo que aprender "a lidiar con ese yin yang de hacer algo porque es tu trabajo cuando antes era solo una vía de escape y ser capaz de seguir ejerciendo una libertad casi infantil en lo creativo".

Esa idea de "los contrarios entrelazados" está presente en la portada de "Sueños y pan", que se publica este viernes y constituye su tercer disco de estudio desde que abandonó la identidad más pop de Deluxe y consolidó una identidad propia basada en "una amalgama" que combina su pasado musical con colores de folk gallego y latinoamericano, entre otras cosas.

Así entiende él llevar "la libertad como bandera". "Y mi trabajo me cuesta, porque requiere todo un esfuerzo en una sociedad que parece tender a acomodarlo todo en el mismo sitio siempre", opina.

Claro ejemplo de ello es un tema como "Serpes", que difícilmente se adapta a algún patrón estilístico conocido, que está cantado en gallego y que incluye hacia el final un largo solo de guitarra "cuando parecen que están demodé".

En él apela a su memoria infantil, a aquellos veranos junto a sus tíos en la Sierra del Caurel de Lugo, lo cual es fruto a su vez de una paternidad que lo ha reconectado con su propia inocencia y "falta de prejuicios", además de inspirar otros cortes como el inicial "Jaguar" o el cierre, la nana "Durme", dedicados a su hijo.

Si se sigue escuchando el repertorio, pronto se hace evidente el otro vértice fundamental del álbum: el retorno a la capital española, después de un disco como "Atlántico" (2012), que hablaba de la marcha a Buenos Aires, y de otro como "Paramales" (2015), "el puente" entre ambos orillas.

"Este es un disco de aquí. En todo él hay algo de búsqueda de refugio frente a los anteriores, que eran más expansivos. Mira al mundo, a su hostilidad, a la tensión con las fieras negras, desde una ventana que es mi hogar como metáfora de la estabilidad", explica López, quien invita en cualquier caso a salir, "porque a veces los sueños y el pan están fuera".

Dedicado a la ciudad que lo ha acogido varias veces y a la que vuelve "como tirado por un imán", destaca "Madrid", un himno producido junto a Ángel Luján con la mirada puesta en los 80 y en la "new wave", el sonido de la ciudad cuando su autor acudía de niño a visitar a uno de sus tíos.

Otra canción que brilla es "Frutos", en la cual ha incluido la "primera colaboración discográfica explícita" de su carrera junto a Miren Iza, más conocida por su pseudónimo artístico de Tulsa, construyendo la canción como un diálogo vocal.

Solo el tiempo dirá si "Sueños y pan" le proporciona tantas alegrías como sus álbumes precedentes, distinguidos por la crítica y el público en iniciativas como los Premios de la Música Independiente (MIN) o en conciertos que no dejan de colgar el cartel de "no hay entradas".

"No siento que esté en una racha creativa mayor a la de hace 3 años o 10. Más bien me parece que no he parado nunca y que llevo así desde que empecé. En todo caso creo que el momento actual dependía sobre todo del receptor, de la gente, de que entendiese lo que yo proponía", reflexiona el autor de "Que no".

Con una banda que pondrá sobre el escenario a unas seis o siete personas, incluidos Charlie Bautista como capitán y la voz de Alice Wonder, iniciará su nueva gira el 1 de marzo, cuando actuará en la sala La Riviera de Madrid.