En su sitio siguen, por ejemplo, el impresionante Rezo del Angelus y el icónico Vuelta de la romería del Calvario. El Museo de Bellas Artes de Álava no ha querido moverlos de su actual lugar de relevancia dentro del Palacio Augustin-Zulueta. La razón es sencilla. El espacio no pretende en Ignacio Díaz Olano. Pasión por la realidad llevar a cabo una retrospectiva de la trayectoria del pintor vitoriano o una selección de sus pinturas más conocidas. La intención, ahora que se conmemoran 80 años del fallecimiento del creador, es poner la mirada de manera especial en el tratamiento que realizó de la figura humana, sobre todo femenina, recurriendo para ello a cuadros que en muchos casos van a ser desconocidos para el público que acuda a ver la muestra, que permanecerá abierta desde hoy hasta el 11 de marzo de 2018.

De hecho, como reconoce Sara González de Aspuru, técnico responsable del Bellas Artes, fuera de este proyecto han quedado referencias a la pintura mural, al paisaje, a... “Era un experto en la figura y es ahí donde nos hemos centrado”, apunta con respecto a un trabajo comisariado por Santiago Arcediano y que es el resultado de dos años de labor. En total, son 43 las pinturas que se recogen en este recorrido, aunque la muestra se va a completar con la publicación de un catálogo en el que se incluirán otras referencias. Además, se cuenta también con diverso material fotográfico, que incluye retratos de Díaz Olano así como instantáneas de exposiciones, por citar algunos ejemplos.

“Es parte de nuestra memoria colectiva”, señala el comisario, quien pone el acento también en lo que esta muestra supone de “revisitación” de un artista referencial que fue, además, un destacado maestro de pintores. “En realidad, la gente en general conoce de Díaz Olano lo que son habas contadas”, añade Arcediano. Para ir completando esos huecos, la exposición ha recurrido a no pocas colecciones tanto públicas como, sobre todo, privadas, como pasa con la Fundación Juan Celaya Letamendi. De sus fondos proceden obras como Dos estudiantes de pintura, Sin madre, Arrepentida, Estirando la ropa o Las amas en la Florida, piezas en las que, en su mayoría, domina la figura femenina, destacando en varios casos la presencia, como modelo, de María Antonia Proietti.

“Estas obras son depositarias de la iconografía más atractiva del pintor: composiciones y contenidos, conceptos y expresiones, que como los eslabones de una larga cadena sirven para enfatizar mucho más en los valores vitales de su creador. En el encanto de sus formas plásticas. En la eficacia precisa de una trayectoria singular, como corresponde al esfuerzo emprendido por uno de los grandes maestros, el primero por edad y trascendencia, del arte alavés y vitoriano. Difícilmente se podría explorar esta parcela de nuestra historia sin la lectura y la proyección, y el conocimiento, de los cuadros de Díaz Olano. Con la autoridad de su magisterio y su docencia”, describe Arcediano, quien añade que “con sereno ritmo del dibujo y sentido del color, entre el costumbrismo y el realismo naturalista, acomete Díaz Olano todo tipo de obras y de encargos. Y aunque ha desplegado sus facultades por igual en géneros como el paisaje y el bodegón en sus diferentes tipologías de flores, frutas y jarrones, y naturalezas muertas, así como en temas de desnudo como en asuntos religiosos y en trabajos varios de decoración mural, entre otras actividades más, en esta muestra se ha dado protagonismo a la composición de figura”.

A estos alicientes, el comisario suma uno también destacado. Tras el fallecimiento del pintor se han realizado sólo cuatro exposiciones sobre su figura, siendo la primera en 1954, seguida por las realizadas en 1963, 1987 y 2001. “Han pasado casi 17 años y hay nuevas generaciones que tienen que conocer” a una firma referencial para el arte del País Vasco de finales del XIX y principios del XXI. “Esperamos que ahora, con este fondo expositivo, nos aproximemos nuevamente a la prolongada observación de un pintor que hizo converger con ojo cultivado los recursos del gesto y del apunte expresivo en su armonía con los aspectos mudables de la naturaleza”.