Un trío sin nombre compuesto por tres músicos bien conocidos. Un homenaje a una diva ofrecido por una mujer que no necesita presentaciones. La doble sesión de hoy en Mendizorroza se presenta, cuando menos, variada. Les tocará abrir a Jean Luc Ponty, Biréli Lagrène y Kyle Eastwood, unidos en una formación donde se reúne talento, veteranía y tres tipos, sin duda, singulares en lo musical y en lo personal. Pondrá el broche Patti Austin, una mujer que le ha cantado a todo, también a Ella Fitzgerald, a una leyenda de la música de quien en este 2017 se conmemoran los cien años de su nacimiento (en concreto, ese siglo tuvo lugar el pasado 25 de abril. Se tomará así el relevo a la noche temática que ayer se dedicó en el mismo espacio a otro grande, esta vez del piano, como el maestro Thelonious Monk.
Al igual que esta semana, la cita con el respetable en el viejo pabellón será a las 21.00 horas, estando las entradas a la venta por 40 euros. A partir de ahí, el turno será para el mencionado trío, un grupo, por cierto, con una curiosidad añadida en este festival. En realidad, Ponty y Lagrène llevan ya un tiempo dialogando en este formato, sólo que en principio la conversación era compartida con un tal Stanley Clarke, es decir, el bajista que encabezó la noche del miércoles. Sin embargo, en un momento dado el norteamericano decidió seguir su camino y apearse de la historia, siendo Eastwood el invitado a entrar en el proyecto. Dicho y hecho.
En apariencia, alguno podría pensar que ésta no tiene que ser una banda sencilla de llevar teniendo en cuenta que dentro de ella conviven tres personalidades con sellos musicales bien definidos y perfilados, además desde hace bastante. Pero, en realidad, el grupo camina con naturalidad por los directos, sabiendo cada uno qué es lo que tiene que aportar a lo común y qué lo que debe dejar para sus otras sendas. En teoría, la aventura está acotada a este 2017, aunque habrá que ver qué recorrido futuro tiene un proyecto en el que se supone que no hay líder, aunque decir esto ante Jean Luc Ponty sea arriesgado.
No sólo el violinista es el mayo de los tres (hay unos veinte años de diferencia con sus compañeros), sino que además puede presumir de una trayectoria profesional difícil igual. Hay quien piensa que, incluso habiendo vivido en Estados Unidos, su gran pecado a la hora de tener más reconocimiento internacional es haber nacido en Francia, lo cual parece una exageración... hasta cierto punto. Junto a él estará un Lagrène que regresará a Mendizorroza después de haber estado en 2010 junto a otro violinista francés, Didier Lockwood, en aquella ocasión recordando a un Django Reinhardt con el que siempre se le ha querido recordar aunque quedarse ahí sería un absoluto error.
El más joven de los tres, aunque con respecto al violinista sólo por un año, es un Eastwood que también vuelve al pabellón tras estar con su grupo en 2011. El bajista -al que casi se le podría considerar como el tercer francés de esta formación- hace ya tiempo que consiguió que le dejasen de mirar como el hijo de para dejarle ser el buen músico y compositor hecho a sí mismo que sigue siendo hoy en día. A eso se une, además, una forma de ser que, por lo general, se caracteriza por la simpatía y la cercanía.
Con todo, y a pesar de que ya se les ha podido ver en directo, el de esta noche no deja de ser un concierto un tanto incógnita. Habrá que ver si en esta ecuación, los factores suman o además, para fortuna de los presentes, multiplican. Lo que parece imposible, conociendo a los tres por separado, es que sea posible la resta.
Toda vez que pase el habitual descanso será el turno para Austin, que llega a la capital alavesa, por así decirlo, como vehículo del homenaje que se quiere tributar en el centenario de su nacimiento a Fitzgerald, a una Ella cuya leyenda pudo conocer Gasteiz en primera persona gracias a sus visitas consecutivas en los festivales del 82 (con Paul Smith, Keter Betts, Bobby Durham) y 83 (cuando se les unió Joe Pass).
Para ello, la cantante de Nueva York recuperará esta noche For Ella, disco que lanzó en 2002 para, desde sus características y sello, acercarse a la figura y la trayectoria de una Fitzgerald que había fallecido seis años antes. De esta manera, Austin quiso hacer un guiño especial a una diva sin parangón, a una mujer que es historia de un jazz en el que Patti ha hecho sus incursiones aunque tampoco sin olvidar otros géneros, desde el pop hasta el rhythm and blues. Así que entre una voz y otra se producirá una charla que, a todas luces, debería ser de lo más productiva.