barcelona -El escritor sudafricano Deon Meyer lleva la intriga al ambiente de las grandes familias bodegueras de su país en Ícaro, quinta entrega de su detective Benny Griessel. “El conflicto es la madre del suspense”, apuntó el autor. Ícaro (Salamandra) se sitúa a las puertas del día de Navidad, cuando una tormenta desentierra en Ciudad del Cabo a Ernst Richter, un controvertido hombre de negocios que llevaba un mes desaparecido. Él es fundador de la empresa Alibi.co.za, dedicada a facilitar coartadas y borrar las huellas de sus clientes adúlteros. Desde el primer momento, el caso provoca un gran revuelo mediático, se filtran nombres de gente importante que habría contratado los servicios de la empresa, y esto, a su vez, eleva la presión de las altas instancias sobre la Policía

Deon Meyer señaló que “el lector encuentra en esta quinta entrega a Benny Griessel en un momento turbulento, sufriendo estrés postraumático. En el plano personal, continúan los problemas derivados de la separación de su mujer y su reencuentro con el alcoholismo, que “le llevará a enfrentarse a sus miedos”. Meyer sitúa a su protagonista en diferentes niveles de conflicto: “El detective está en guerra consigo mismo, con sus amigos, con la familia, con el sistema y con el crimen”. En Ícaro, Meyer construye un cruce de líneas narrativas: por una parte, el negocio a través de internet de las infidelidades y las nuevas macrofortunas chinas; y por otra, el retrato descarnado de las grandes familias bodegueras. “La cuestión de las coartadas la leí en una revista americana sobre la existencia de una empresa en Francia, y las familias de bodegueros son toda una institución en Sudáfrica. Los viñedos se transmiten de generación en generación, hasta el punto de que es lo más parecido que la gente blanca sudafricana tiene con la nobleza europea”, explicó.

Meyer considera que “la diversidad de culturas es la principal aportación del género negro sudafricano, pues en los países nórdicos solo hay una cultura, mientras que en Sudáfrica hay once idiomas oficiales”. El escritor no tiene un plan preconcebido sobre cuántas entregas escribirá de su protagonista, porque no piensa en términos de personaje, sino en historias. En la actualidad, está trabajando en una nueva novela, la sexta de Griessel, pero no sabe cuántas historias habrá. “A mi editor y mis lectores les gusta Griessel, así que es muy probable que siga con la serie”, afirmó. En esta nueva entrega -adelantó el creador-, Griessel debe descubrir al autor de un plan para asesinar a una importante figura política de Sudáfrica mientras está investigando un caso aparentemente inconexo.

La Sudáfrica post Mandela no representa para Meyer un modelo ideal para el escritor: “No es interesante, es un desastre. Tenemos un presidente muy corrupto, y todo lo que Mandela era este presidente no es”. Después de que fuera adaptada al cine una de sus novelas, Dead before Dying, el escritor ve con satisfacción que también se estén adaptando ahora 13 Horas y Trackers, todavía inéditas en España.- Efe