Vitoria - Desde hoy hasta el próximo 22 de julio, el espacio expositivo de la librería Zuloa, dentro de su habitual programación, está monopolizado por los bocetos de El perdón y la furia, la última colaboración de Antonio Altarriba, Premio Nacional del Cómic, y Keko. Un álbum nacido a petición del Museo del Prado y publicado a principios de este mismo año.

Eso sí, ayer por la tarde, la muestra ya recibió a sus primeros visitantes puesto que, aunque la inauguración oficial no se produzca hasta hoy a las 20.00 horas, tanto Altarriba como Keko atrajeron a no pocos lectores a la firma de ejemplares de El perdón y la furia, que se llevó a cabo, como no podía ser de otra manera, en el propio local de la calle Correría, lugar que el escritor, guionista y profesor universitario ya jubilado conoce a la perfección.

Dos son los puntos de partida de este nuevo trabajo conjunto. Por un lado, Yo, asesino, una obra a medio camino entre el cómic y la novela negra que transcurre en gran parte en la capital alavesa y que salió al mercado en 2014, un título que Altarriba tiene pensado completar con Yo, loco y Yo, mentiroso para crear así una trilogía del egoísmo. Por otro, la petición del Prado de poder crear un álbum a partir de una exposición de José de Ribera. De hecho, El perdón y la furia se ha planteado como una especie de spin off, en palabras de su autor.

En esta obra, la pretensión del museo es hacer dialogar el mundo de Altarriba y Keko con el de los cuadros Furias de Ribera, con motivo de la exposición que sobre él realizó El Prado. “Un cuadro tiene alma de viñeta y la viñeta tiene alma de pintura. Y es desde esta doble identidad desde la que estos dos medios pueden dialogar”, explicó a principios de año Altarriba durante la presentación de su obra.

La historia parte de que en 1632 José de Ribera recibió el encargo de pintar las Furias, un conjunto de cuatro cuadros que representa a los grandes condenados de la mitología clásica. Se conservan, sufriendo terrible castigo, Ticio e Ixión, pero Sísifo y Tántalo han desaparecido. Nadie sabe cuándo, cómo ni por qué. Eso sí, Osvaldo González Sanmartín, profesor en la Universidad de Salamanca, se empeña en descubrir el misterio, incluso, en reparar la pérdida. En pocas palabras, así arranca un libro que ahora también es exposición a través de las paredes de Zuloa.