málaga - Antonio Banderas, que cerró ayer un círculo al recibir una Biznaga de Oro honorífica en el Festival de Cine en Español de Málaga, su ciudad, echó la vista atrás hasta sus inicios y aseguró que, cuando cierra los ojos, todo lo que le ha pasado en estos años le parece “un sueño”.
Era obligado que una de las primeras preguntas de la rueda de prensa fuera sobre su estado de salud, y Banderas fue claro: “Sufrí un ataque al corazón el 26 de enero, pero tuve mucha suerte, fue benigno y no ha dejado daños en la patata”. Todo lo que le reconoció ayer el Festival “empezó a quince metros de aquí, en el Teatro Romano de Málaga, donde en los años 70 empecé a trabajar como actor”. “Venía vestido de romano en un Vespino”, recordó Banderas, que considera “extraordinario” ser profeta en su propia tierra. Sobre su llegada a Hollywood con Los reyes del mambo, rememoró que se alojaba en un hotel de Nueva York y, como no hablaba inglés, no se atrevía a llamar al servicio de habitaciones. También tuvo palabras para Pedro Almodóvar, alguien a quien le debe “muchísimo”, pero también un director “muy duro”, porque un rodaje con él se convierte “en una especie de infierno creativo”.
Banderas cree que lo mejor en su carrera “está por venir” y quiere volver a dirigir. También sigue pendiente interpretar a su paisano Pablo Picasso a las órdenes de Carlos Saura para mostrar el proceso de creación del Guernica. “Se han salvado los problemas que había de derechos con un nuevo guión, pero no lo tengo claro. Me comprometí con Carlos con el anterior guión, que tenía un impacto emocional más profundo y un ritmo narrativo maravilloso”, reconoció. - José Luis Picón (Efe)