las redes sociales propalaron hace unos días el rumor de la desaparición de Paz Padilla en tareas profesionales de presentación del magazine diario Sálvame. Sálvame de Luxe está reservado para la estrella mediática de Telecinco, el insuperable, teatrero y dicharachero, Jorge Javier Vázquez, ínclito presentador iniciado en estas artes del cotilleo en aquel espacio de infausta memoria tomatera. En aquella travesía emocionante de escandalosas tardes televisivas se forjó el carácter indomable, cizañero y puñetero de este mago del juego ante las cámaras, chiquitín de cuerpo y magnífico de desparpajo y buen hacer profesional.
En todo fracaso profesional hay que encontrar causa de la debacle y responsable del humano error y en esta ocasión le puede tocar a Paz Padilla, presentadora esperpéntica y exagerada de tarea comunicativa bastante más complicada que participar en un monólogo divertido o guion teatral. El mundo de la tele está plagado de profesionales sometidos a presión desmedida, difícil de sobrellevar por el quehacer diario de focos y platós, que en mucha ocasiones acaban con los presentadores, actores y colaboradores en la sala de espera médica del cuerpo o del alma, tumbados por la presión, la exigencia y necesidad de diaria actuación ante dura y agotadora audiencia.
Histriónica cómica sin mucho acierto profesional, la andaluza Paz Padilla ha sentido en sus carnes la mordida insolidaria de compañeros que han dejado devaluarse estilo, imagen y presencia de quien conduce horas diarias de tertulia de mesa camilla, sembrada de trampas, chismorreos e insulsas historias de sexo, infidelidades, agresiones verbales y otras zarandajas propias de una indigna manera de hacer. De momento, la empresa ha ratificado permanencia de la presentadora en el programa; el tiempo dirá si Paz Padilla, paganini.