Vitoria - Nuevo ciclo es el título del último disco de Chambao, trabajo que devuelve al grupo a la carretera y, por supuesto, a Gasteiz.

¿Cree que en esta sociedad es posible discurrir por un Camino libre (tema que abre el disco), “sin seguir a los demás”?

-Por lo menos se intenta. Por eso existe gente que se levanta temprano para ir a trabajar y para perseguir sus sueños. Y por eso también hay gente que hace canciones. El intríngulis está en seguir intentándolo.

Más que metas, lo que está claro es que Lamari ha decidido disfrutar del “camino”, concepto que se repite en varias canciones.

-Sí, la mayoría de las letras que escribo hacen referencia a la suerte que tengo por estar viva. Y es normal, porque me toca de lleno. Para mí, en un momento dado, el mayor regalo que puedo hacerle a mis padres, si puedo hacerle alguno, teniendo en cuenta que ellos me dieron la vida, es cuidarme y estar viva el máximo tiempo posible en este mundo.

Una colección de canciones marcada por sus viajes, pero todos girando sobre el sentimiento, el amor, intenso y pasional. Da la sensación de que se ha quedado vacía con este disco, o al menos muy desnuda.

-Vacía, no, lo que sí me he mostrado más. En otros discos quizá hablo como de otra persona cuando en realidad estoy hablando de mí; es algo que haces cuando no te apetece mostrarte tanto, ya que las canciones se quedan para toda y una escribe por etapas, en función de cómo te sientes o de las cosas que tienes alrededor y que en ese instante más te importan. Pero en este disco, las composiciones las he sacado del tirón de dentro, sin filtro ninguno.

Escuchando la diferente y variada orientación musical del álbum, ¿debemos considerar este ‘Nuevo ciclo’ como un punto de inflexión en la trayectoria de Chambao?

-Para mí, este Nuevo ciclo, este nuevo trabajo de Chambao, significa contar más historias, contar de dónde vienen las canciones, de qué va cada una, los gustos musicales... A nivel personal sí que puede ser una especie de conclusión de una etapa mía, pero a nivel profesional, en lo que a la música se refiere, o a qué he querido hacer con el estilo, yo, en realidad, lo único que he hecho ha sido jugar con la música; no es que me esté alejando del flamenco chill porque me pese o no me guste, sino que, simplemente, de la etiqueta que Chambao dijo que hacía en sus comienzos han pasado ya 16 añitos, y lo que me apetece en cada disco es jugar con la música. Este álbum ha salido un poco más percusivo, y no tiene bases electrónicas, pero sí que busqué a Eduardo Cabra para crear esos sonidos. En esta ocasión, en lugar de pillarlos de una biblioteca de electrónica, llamémosla x para no dar más detalles, los hemos creado nosotros utilizando desde sonajeros con arroz hasta botellas. Pensábamos en lo que queríamos e intentábamos crear ese clima pero tocándolo nosotros.

¿Cómo se llevan los nuevos temas con los de discos anteriores que, imagino, sonarán en directo?

-Claro. La verdad es que se llevan muy bien, son hermanos, aunque entiendo que todos los hermanos no se llevan igual de bien, pero estos sí. Son de la misma familia y se sienten muy bien. Para ello, además, he preparado un repertorio gracioso, de canciones que sé que a la gente le pueden molar un montón y que a mí me apetece mucho tocarlas. Digamos que entre el orden de las canciones, la intensidad del concierto... mirando todo desde el escenario pa’fuera, intentamos crear un ambiente entre el flamenco chill y la electrónica junto a las del Nuevo ciclo, que son más de madera, para que estén todas a gustito y tengan su espacio. Y creo que lo hemos conseguido, aunque eso lo tendría que contestar el público.

¿Por qué duplicar su pecho para la portada y no optar por la realidad de los ‘originales’?

-Porque no lo he hecho para que la gente se fije en los pechos de Lamari operada de cáncer, lo he hecho para que la gente intente ver una portada bonita, una portada en la que intento explicar de dónde me han venido todas las experiencias de este disco, que es desde el torso, desde donde se guardan las emociones. Si hubiese querido que se fijaran en mis pechos, en el morbo de aquí tiene la cicatriz, lo hubiera hecho al natural, pero no era mi intención enseñarles mis pechos operados a nadie, excepto si voy a la playa porque hago top less.

No hay que enterrar la enfermedad, hay que hablar de ella, y cuanto más se hable mejor, pero, ¿entiendes a esa personas que todavía la esconden y para las que nombrarla sigue siendo un tabú?

-Yo no tengo nada que entender, hay que verse en el pellejo... Hay gente que sigue hablando como si fuera un tabú de la enfermedad del cáncer porque necesitará hablarlo así hasta que se cure; forma parte del proceso de la cura, el aceptarlo.

El disco está plagado de colaboraciones, entre ellas nuevas revelaciones de la escena, como Juanito Makandé, o artistas consagrados como Ara Malikian.

-A Juanito lo conocí expresamente para este disco y desde ese momento se ha convertido como en mi hermanito, porque es una bellísima persona, muy puro y transparente. Y a Ara Malikian lo conozco desde el disco Poquito a poco, en el que metió su grandísimo soniquete en el tema Sueño y muero; es decir, hace ya más de 10 años, en los que hemos coincidido en diferentes proyectos y en varios directos. De hecho, la última colaboración fue en un directo suyo, en el que nos hicimos con orquesta el tema Lo mejor pa ti, que fue un momentazo. El arte de Ara Malikian comulga con todas las músicas y yo creo que a Chambao le pasa igual, realmente estamos hablando de música.