Vitoria - A lo largo de los 15 años que Helldorado está celebrando esta temporada, la asociación cultural ha recorrido su camino musical de manera muy cercana a la senda de la fotografía. De hecho, ha sido sede de diferentes talleres y propuestas entre las que destaca la publicación hace tres años de Soundcheckin’, una obra del fotógrafo Jon Rodríguez Bilbao (Usual Fotográfica) que justo ahora acaba de ver una segunda parte que viene a completar el proyecto. La idea es la misma, retratar a los músicos que acuden hasta el infierno de la calle Venta de la Estrella pero no durante el concierto, sino después de las pruebas de sonidos, en ese instante en el que el músico se encuentra en el limbo que existe entre la normalidad y el universo paralelo que se crea cuando está en un directo.
Soundcheckin’ Vol. 2 viene, eso sí, con novedades puesto que la experiencia de aquella primera autoedición llevada a cabo por la asociación cultural ha servido para aprender y mejorar ciertos detalles. El formato o la calidad del acabo final han dependido de la colaboración de la Diputación alavesa, cuya aportación “nos ha ayudado a mejorar el producto toda vez terminado”, apuntó ayer Juan Uriarte, responsable de Helldorado, en la presentación del libro en Zuloa. Además, se han retirado las frases de los músicos “y le hemos querido dar una vuelta a todo” de cara a seguir mejorando, completó Rodríguez Bilbao.
En total, 150 músicos (en algunos casos, pertenecientes a los mismos grupos) se han dejado atrapar por la cámara y la mirada del autor. Desde Abstract Artimus hasta Wyoming y Los Insolventes, el listado de bandas incluye tanto formaciones internacionales como estatales, vascas y alavesas, intérpretes que han estado en las tablas de Uritiasolo entre la publicación del anterior libro (2013) y mediados de este año. Todos ellos, eso sí, aparecen detrás de Ann-Sofie Hoyles, de los Spiders, que es quien protagoniza esta vez la portada.
“Esta vez el trabajo ha sido un poco más fácil porque teníamos la primera publicación para enseñarles a los que venían de fuera en qué consistía el proyecto”, explicó Rodríguez Bilbao, aunque describió que, en general, todos los músicos han puesto más facilidades que problemas. Hay, también, quien no ha querido o no ha podido participar, como esa formación de “jovencitos” que mediante contrato discográfico tienen por ahora todos los derechos de su imagen cedidos a una empresa. “La próxima vez que firmen un contrato seguro que se lo piensan mejor”, ironizó Uriarte.
El libro ya se puede adquirir tanto en Zuloa como a través de Helldorado. Además, una parte de los 500 ejemplares que se han editado también viajarán en unos días hasta la Azoka de Durango en el stand de Gaztelupeko Hotsak. “No habrá tercera entrega, pero seguiré haciendo los retratos”, promete el autor.