tino Casal tenía el camino abierto para ser el nuevo Nino Bravo, pero prefirió no renunciar a sí mismo, a su vida, a su estética, aunque sí apostó por vivir libre en un momento de plena transformación en el que el destacaba por su voz y por su imagen. Tino Casal, el arte por exceso es la exposición abierta hasta el 19 de febrero en el Museo del Traje CIPE en la que se rinde homenaje al cantante, productor, diseñador de accesorios y vestuario, estilista, decorador, escenógrafo, pintor y escultor.
Veinticinco años después de su fallecimiento, el artista asturiano devuelve con sus brillos la luz sobre el escenario que revolucionó con sus peinados, su forma de vestir y maquillaje con el que potenciaba una mirada seductora, desafiante, de caballero andante. Alrededor de 200 piezas se pueden contemplar en un recorrido que las vincula a su creación discográfica. “Me emociona mucho ver su obra así expuesta”, comenta Conchita Casal, hermana del artista. Confiesa que siempre tuvo la “ilusión” de que la obra de su hermano no cayera en el “olvido”. “Hizo lo que quiso y creo que no se le llegó a conocer ni reconocer” su trabajo ni personalmente, afirma contemplando cada una de las túnicas y pinturas de su hermano. “Él era el hijo y el hermano, y todos le apoyábamos”, a pesar de que no fue fácil para nadie, y apunta que podía haber elegido un camino creativo más sencillo, pero igualmente exitoso. “Esto es -dice mirando alrededor de la exposición- lo que él era”.