valladolid - La drástica decisión que toma una mujer cercana a los 70 años de vender la residencia de verano familiar para dar un giro a su vida es el eje central de la ópera prima de Miguel del Arco, Las furias, con la que el actor y director de escena abrió ayer la Seminci.
Se trata de una familia, los Ponte Alegre, que decide citarse por última vez en la casa familiar para elegir muebles, enseres o recuerdos que quiera conservar y que acabará viviendo un fin de semana lleno de preguntas y dudas sobre el paso del tiempo, en un drama sin escrúpulos. Un reparto lleno de caras conocidas encarna a los miembros de esta familia tan real y tan llena de los “problemas que tiene cualquier familia”, explicó ayer Del Arco. José Sacristán, Mercedes Sampietro, Alberto San Juan y Gonzalo de Castro son cuatro de los ocho actores que componen una historia conmovedora que también profundiza en “muchos de los problemas que tienen en la actualidad las familias españolas”, aunque Del Arco matizó entre sonrisas que “no se trata de una película autobiográfica”.
Del Arco ha reflejado en el filme enfermedades como el alzhéimer o trastornos psicológicos debido a su preocupación por los “problemas sociales silenciosos” que hay en el mundo y que provocan que “mucha gente mayor esté viviendo a base de antidepresivos” o que las tasas de suicidio “no dejen de aumentar año a año”. Sobre el reto que supone para un director hasta ahora de teatro migrar hacia la gran pantalla, reconoció que esto provoca en él cierta “frustración”, ya que en el teatro, si algo sale mal o no funciona, “se puede cambiar y seguir ensayando”; en cambio, en el cine “todo depende de un momento concreto del rodaje”.
Sin embargo, esta misma frustración genera en el director “mucha adrenalina”, que será lo que le lleve a seguir en el cine “con muchas películas más”, aunque también admitió que el estreno es “igual de excitante” en ambos campos. De momento, el estreno de esta película será el próximo 11 de noviembre. - Efe