barcelona - Uno de los grandes representantes del cine francés, Bertrand Tavernier, reconoció ayer que su profundo conocimiento del cine americano le ha ayudado a hacer un cine “realmente francés”, tras el que late Francia, de la misma manera que lo hace Estados Unidos tras las películas hechas en ese país. El cineasta hizo esta reflexión en la presentación de la retrospectiva que le dedica la Filmoteca de Cataluña y que reúne hasta el 18 de julio alguno de sus títulos más representativos, junto a un puñado de películas francesas clásicas seleccionadas por el propio Tavernier.

Los programadores del ciclo lo han titulado Bertrand Tavernier: el cine y nada más, parafraseando la película La vie et rien d’autre (La vida y nada más), dirigida por el cineasta francés en 1989. La Filmoteca de Cataluña le ha dado carta blanca para que proponga películas de otros directores y Tavernier, autor de largometrajes como Un domingo en el campo, Hoy empieza todo o Capitán conan, ha hecho una selección que reivindica el cine francés tradicional que la Nouvelle Vague silenció y menospreció. “Las películas de la Nouvelle Vague son muy conocidas, pero hay muchos filmes desconocidos del periodo anterior que hay que reivindicar”, dijo.

Un amplio conocimiento que se refleja en sus películas, “pero nunca con referencias explícitas”, porque su único interés cuando trabaja son “la historia y los personajes”. Obras de Jean Delannoy, Henri Decoin, Jacques Becker, Claude Autant-Lara, Maurice Tourneur, Raymon Bernard, Robert Siodmak, Jean Grémillon y Jacqueline Audry comparten cartel con los filmes de Tavernier en este ciclo. Un recorrido desde la misma perspectiva subjetiva que ha aplicado a Voyage dans le cinema français, un documental de montaje que presentó en el último festival de Cannes y que recorre el cine francés, como hizo Martin Scorsese con el norteamericano.

Tavernier conoce muy bien el cine norteamericano, sobre el que escribió el libro 50 años de cine norteamericano, y del que aprecia su capacidad para ser “realmente americano y hacer sentir al espectador el país que hay tras la película”. Ese mismo objetivo busca en sus películas, pero desde la perspectiva francesa, de ahí que a lo largo de su carrera haya abordado temas tan franceses como la Guerra de Argelia, la Francia ocupada o la labor de la brigada de la policía antidroga de París. “El motor de mis películas, lo que me lleva a abordar un tema es conocer ese tema, aprender algo que desconozco”, explicó el realizador, que relató que “todo empieza cuando me cuentan una historia y me doy cuenta de que eso no lo he visto en ninguna película”. Estos temas pueden ser “periodos históricos poco conocidos” o situaciones contemporáneas, como las que ha abordado en largometrajes que “después han tenido consecuencia en la realidad”. - Efe